VIII

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El color en las mejillas de Clementine era evidente

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El color en las mejillas de Clementine era evidente. Matías siempre lograba hacer que la chica se sonrojara, y eso traía satisfacción al chico.

Ella tímidamente se metió bajo las frazadas, manteniendo una corta distancia entre sus cuerpos, pero Matias fue rápido en rodear su cintura y acercarla a él.

-¿Estás tímida hoy?- Le pregunto juguetón, estaban cara a cara.

Clemmie se rió suavemente. -No, perdón. Esque me da mucha pena venir a tu casa un domingo y encima entrometerme en tu horario de siesta, con lo poco que deben dormir por el trabajo yo.. Perdón. Enserio- Respondió mirándolo a los ojos.

-¿Cuando me vas a entender vos, bonita? No me molestas. Nunca me molestaste- Le dijo suavemente, acariciando su brazo.

Clemmie se quedó en silencio mirándolo, pero al cabo de unos minutos se acurrucó contra su pecho y cerró los ojos. Sintió a Matías relajarse bajo ella, y ambos se quedaron dormidos, nuevamente en los brazos del otro.

A eso de las seis de la tarde, Clementine se despertó repentinamente

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A eso de las seis de la tarde, Clementine se despertó repentinamente. Afuera seguía lloviendo a cántaros.

Todavía se encontraba protegida por el agarre de Matías, quien seguía dormido. Con la cabeza aún reposando en su pecho, la chica se puso a reflexionar sobre todo lo que le había estado pasando en los últimos días.

¿De verdad se lo merecía?

Siempre había sido el tipo de persona que daba sin esperar nada a cambio y quién buscaba la felicidad de otros por sobre la suya. Le costaba mucho ponerse primera a sí misma y aún seguía trabajando en ello.

Si quería seguir pasando tiempo con Matías debería comenzar a moderar sus palabras. Eventualmente él se cansaría de escucharla, por más que dijera que no. No era la primera vez que le pasaba. Matías no sería el primer chico que se alejaba de ella por eso.

𝐡𝐨𝐦𝐞, matías recalt Where stories live. Discover now