|En Los Brazos De La Muerte|

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〔 Capitulo 〕
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|La vida|

(🪻 . . . 🪻)

Pov Sonic.
Mi vida siempre tuvo problemas desde que estaba en la pequeña barriga de mi madre eriza. Ella tuvo complicaciones para tenerme, yo era su bebé arcoiris para mi familia. Era su esperanza, su luz, su vida. . .

Fue muy difícil que mi madre se volviera a embarazar, pero ella y mi padre realmente deseaban tener una familia. . .

Desde que nací, la muerte estuvo siempre presente en mi vida, pues cuando apenas era un simple bebé erizo los doctores habían detectado que había nacido demaciado débil y con pocas probabilidades de vida.

Mis padres estaban destrozado por aquella noticia, su único hijo estaba apunto de ser arrebatado de las manos.

Mi padre se deprimió demaciado por la noticia, que se alejo de mi y de mi madre. . . No quería encariñarce con alguien que morirá muy pronto.

Pero mi madre no perdió la esperanza, vivió en la negación y no me dejó solo, creyendo y confiando ciegamente en que su niño viviría por más tiempo, a pesar de la ausencia de mi padre, ella siguió con el sueño de tener a su familia.

Sus esperanzas dieron frutos, su querido hijo siguió con vida apesar de las advertencia de los doctores. El pequeño erizo tuvo una vida normal, aprendió lo necesario, a caminar, a hablar, a escribir y a leer.

Fui un completo diablillo durante toda mi infancia, nunca entendí como mi madre me aguantaba.

Mi madre me enseñó a valorar la vida, y apesar de mi corta edad, seguía los consejos de mi madre. Disfrutar la vida pues solo habría una. . .

Además, se me había dado la oportunidad de seguir viviendo aún más y nunca la desaprovecharia.

(🪻 . . . 🪻)

Apesar de seguir con mi niñez de forma tranquila, mi adolescencia fue complicada. La muerte había vuelto a mi vida, la muerte se había llevado algo muy preciado para mi.

La muerte se llevó a mi madre en un terrible accidente aún recuerdo ser el último en irme del funeral llorando desconsoladamente. Mi padre no tuvo el valor de ir, pero no pudo importarme menos. Prefería que fuera así, seguramente hubiera peleado con el al verlo ahí. Pues apesar de haber sido su esposa el la abandono, dejándola sola en crianza de un niño.

Mi madre me heredó su florería y la casa que compartia con ella ahora estaba a mi nombre. Ya tengo 22 años, tengo buenos amigos y sigo con mi vida normal, atendiendo la florería, haciendo nuevos amigos, terminé la universidad con algunas complicaciones pero ¡lo logré!