Bellator

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Pov Alexandra:

Sam tenía la cabeza apoyada en mi vientre descubierto, haciéndome figuras aleatorias mientras acariciaba su cabello, habíamos estado en la misma posición durante 3 horas, con la única diferencia que al llegar aún conservaba mi remera, pero luego de apoyarse 5 minutos sobre la tela la hizo desaparecer, aduciendo que no era lo mismo

- ¿Tú no te iras, cierto? - murmuro sin observarme, no necesitaba leer sus pensamientos para saber dónde había estado su cabeza durante las últimas horas

-Te asesinaron y ni eso logro alejarme de ti, equilibrio mío - me incorporé besando su cabello, tomándola de las mejillas para que me observe, esos ojitos llorosos rompieron mi alma - resucitamos 194.000 veces en estos últimos milenios, en todas y cada una de esas vidas estuve contigo, encontrándote, teniéndote a mi lado hasta nuestro final, yéndome tranquila de la vida sabiendo que en la siguiente volvería a hallarte, una y otra vez, hasta el fin de los tiempos e incluso después, jamás dejare de estar a tu lado

-Te extrañe mucho – suspiro, bese su frente, limpiando con mis pulgares esas lágrimas que corrían

-Esos 2000 años que estuve recluida en lo profundo del infierno fueron la peor tortura de mi existencia, no saber de ti, no tener a mi alma, incluso pensé escaparme para observarte unos segundos a la distancia, sin importarme el precio que Creación me haga pagar – confese, conectando nuestras miradas - pero Chaos no lo permitió, aduciendo que volveríamos a unirnos y tenía razón, porque mi alma jamás dejara de buscarte, encontrarte y completarse, sin ti solo soy un espectro vagando a la deriva

-Te amo tanto, mi bella Alex - suspiro uniendo nuestros labios, sentándose en mis piernas, abrace su cintura acariciando su espalda suavemente - eres tan cursi, niña mía - toco juguetonamente mi nariz con su índice

- ¡Oye! - me aleje oyéndola reír, sonriendo internamente - no soy una niña - cruce los brazos sobre mi pecho haciendo un mohín, incrementando su risa, era todo lo que necesitaba, su felicidad es la mía

-Si lo eres - descruzo mis brazos, subiendo las manos tras mi nuca, acariciándola con suavidad - soy 140.000 años mayor que tu - sonrió burlona

-Que tu seas vieja no significa que yo sea una niña - sus cejas se alzaron a una velocidad impresionante

- ¿Disculpa? - pregunto clavando los dedos en mi nuca, me fue imposible seguir contendiendo la sonrisa

-Estas disculpada - le di un rápido beso - adiós - desaparecí ante sus ojos

- ¡ALEXANDRA! - reí en el piso de abajo, corriendo hacia la puerta de salida

Podría haberme aparecido directamente afuera, pero sabía que iba a buscarme, no pretendía escapar, solo distraerla y en efecto su cuerpo se manifestó frente a la puerta, bloqueándome la salida

-Tu, niña insolente - me señalo, alce las manos tragando mi risa - pagaras por tus palabras

- ¿Puedes atraparme, anciana? - giré en dirección a la escalera, pero antes de dar siquiera un paso ya me había tomado de la cintura, cargándome sobre su hombro - ¡bájame! - reí moviendo los pies frenéticamente

-Ah no, nada de eso - golpeo mi trasero, empezando a subir - esta anciana te enseñara a respetarla - advirtió entrando a la habitación, tirándome sobre la cama, instantáneamente se subió a mi regazo observándome con una sonrisa maligna - así que... - coloco las manos en mi vientre, impidiéndome levantarme - ¿vieja, eh?

-Una muy sexy, si me permites agregar - tome su cintura acariciándola con los pulgares, mordió su labio, negando

-No, no, señorita, manos fuera - tras un simple movimiento tenía mis manos atadas al respaldar, alce las cejas, oyendo su risa - soy consciente de cuánto te gustan las clases de historia, por lo tanto, te contare una

El despertar (GIP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora