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Me sumerjo en la tarea de redactar en mi ordenador con la intención de crear el artículo que posteriormente subiré a la página web del Club. Sin embargo, mis primeras líneas no logran convencerme y termino por borrar todo el progreso con un suspiro frustrado. En este instante, mi mente parece estar en otro lugar, lo que dificulta la finalización de un artículo aparentemente sencillo, el cual me urge escribir hoy.

Decido alejarme de mi escritorio y me encamino hacia la zona de descanso. Allí, tomo una taza de café con la esperanza de avivar mi inspiración. Observo detenidamente las imágenes y vídeos que deben formar parte de mi artículo, buscando esa inspiración que necesito. Las palabras captadas por la cámara en la docuserie de Xavi logran proporcionarme la motivación que requería para comenzar a plasmar mis ideas.

En medio de mi labor, Marc irrumpe en la sala con la pregunta clave.

—¿Tienes listo el artículo?

—Sí, mira —digo, con orgullo, girando mi ordenador portátil para que pueda leerlo. Marc desliza el documento hacia abajo, lee el artículo completo y me felicita con entusiasmo.

—Me encanta la manera en que expresas las cosas —elogia. —Haces conectar a la gente con lo que escribes y, desde que llevas la página del Club, más personas se han involucrado leyendo los artículos.

—Gràcies, Marc —empleo el catalán para agradecer sus palabras de aliento.

A solo veinte minutos del final de mi jornada laboral, dedico ese tiempo a revisar y publicar el documento. Luego, recojo mis pertenencias y me dirijo al aparcamiento en dirección a mi Audi. Los fans se agolpan a las puertas de la ciudad deportiva, ansiosos por ver a los jugadores. Consulto el reloj de mi coche, que marca las dos de la tarde, confirmando que están a punto de salir. La presencia de un Porsche detrás de mí confirma mi intuición.

Emprendo el camino hacia mi nuevo hogar, ahora viviendo nuevamente sola. Mi hermano decidió regresar a trabajar en San Sebastián, no adaptándose a la vida en Barcelona después de cumplir el período requerido en la ciudad condal. Con él se fue Aloma, la chica que me presentó hace unos meses y que, oficialmente, es su novia.

Estaciono sin problemas después de prestar atención al pitido del sistema de aparcamiento. Recojo mi bolsa del asiento del copiloto y me encamino hacia el ascensor que me llevará a mi hogar. Al entrar, cuelgo las llaves en el colgador, dejo la bolsa en el suelo y me dirijo a la cocina. Preparo la comida: un tupper con arroz blanco y media raja de salmón que caliento en el horno después de precalentarlo. Mientras tanto, pido a Siri que ponga música, canturreo y disfruto del ambiente.

Después de una comida acompañada de un capítulo de mi serie favorita, procedo a recoger los platos y colocarlos en el lavavajillas. Sin compromisos para la tarde, decido dedicarme a la lectura. Cojo el libro 'Romper el círculo' de la estantería y me dirijo a la terraza disfrutando el clima cálido que la ciudad condal aún conserva en el mes de septiembre.

—Oye, Siri —solicito, esperando la atención de mi dispositivo. —Ponme una playlist de rock en Spotify.

La música llena el aire con "Highway to Hell", sumergiéndome en la historia del libro. Mi capacidad para sumergirme en la lectura me permite desconectar de la realidad y disfrutar de cada escena imaginada.

La tranquilidad se ve interrumpida por la notificación de un nuevo mensaje de Whatsapp. La voz de Siri pronuncia el mensaje de Pepi.

Sueños compartidos IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora