Revuelvo el azúcar con el café mientras dejo que el calor de la tarde barcelonesa me envuelva. Mi mirada se desliza del iPad a través del jardín de Pedri, donde me encuentro cómodamente recostada en el sofá. Es sábado de partido, un día especial y emocionante para todos los aficionados al fútbol, especialmente para aquellos que viven el Clásico entre el Barcelona y el Real Madrid con la pasión que solo estos encuentros despiertan.
Había esperado que Pedri estuviera en la alineación para el gran partido, pero no fue así. Aunque al principio fue difícil aceptarlo, ahora, parece que el destino ha trazado un camino diferente, uno que nos ha llevado a compartir ese momento juntos, y es que le había prometido acompañarlo en este día.
La puerta corredera se desliza y Pedri aparece, interrumpiendo mis pensamientos con su presencia cálida y reconfortante. Su sonrisa desprende una luz propia que ilumina todo a su alrededor, haciéndome olvidar cualquier preocupación.
—¿Qué estás haciendo? —Su voz suena suave, llena de curiosidad mientras se acerca.
Le muestro la pantalla del iPad, donde la noticia que estoy maquetando está tomando forma.
—Preparando una noticia para después del partido —respondo, sintiéndome feliz de compartir este momento con él.
Pedri se acerca más, deslizando su mano para apartar un mechón de pelo de mi cuello. Sus labios dejan un rastro de besos suaves en mi piel, haciéndome estremecer con su cercanía.
—El partido es dentro de tres horas, ¿no crees que deberíamos ir preparándonos? —me pregunta con una sonrisa traviesa.
Intento mirarlo a los ojos, pero Pedri tiene otros planes. Me rodea con un brazo, atrayéndome hacia él hasta que me siento cómodamente en su regazo. Dejo el iPad a un lado y rodeo su cuello con mis brazos, sintiendo su calor y su presencia reconfortante.
—¿Tan pronto? —digo, jugando a resistirme un poco, pero disfrutando cada segundo a su lado.
Él solo sonríe y me abraza un poco más fuerte. Así nos quedamos, disfrutando del sol del mediodía y de la compañía mutua, sin prisas, solo viviendo el presente y saboreando cada instante antes del emocionante choque de titanes que está por venir.
—¿Subimos a la habitación? —pregunta Pedri tras unos minutos en silencio, rompiendo la calma con una invitación tentadora.
—Sí —respondo sin dudarlo, sintiendo una mezcla de emoción y curiosidad.
Recogiendo el iPad, lo sigo escaleras arriba hasta su habitación, un espacio que ya se ha vuelto familiar para mí. Dejo el dispositivo sobre la cama y, sin previo aviso, me lanzo sobre Pedri, que está tumbado boca abajo. Suelta un pequeño gemido de sorpresa cuando me siento sobre su trasero y me inclino para besar su espalda desnuda.
—¿Estás nervioso? —susurro entre beso y beso, recorriendo su columna con mis labios. Sé que el día del partido siempre trae un torbellino de emociones para él, más aún cuando no puede estar en el campo.
—Algo —responde con un suspiro que parece aliviarse con cada beso—. Pero creo que lo estaré más cuando llegue el momento.
Asiento, entendiendo perfectamente esa mezcla de anticipación y tensión que caracteriza este día. Me estiro para alcanzar el bote de aceite que había usado después de mi ducha. La mirada curiosa de Pedri me sigue, pero decido mantener un poco de misterio y no decirle lo que planeo.
Abro el frasco y vierto un poco de aceite en mi mano, dejándolo calentar por un momento. Luego, sin previo aviso, dejo caer el líquido sobre su espalda. Pedri se estremece ligeramente al sentir el aceite fresco en su piel, pero no dice nada.
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Sueños compartidos III
FanfictionAhora, como parte del equipo de comunicaciones del FCB, Lía se enfrenta a nuevos desafíos y oportunidades que pondrán a prueba su habilidad para equilibrar el trabajo, el amor y la pasión por su carrera. Después de haber conquistado el corazón del t...