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Escucho unos pasos acercándose. No les presto la mínima atención, completamente absorta en el artículo que estoy redactando sobre el último partido de los jugadores del primer equipo de fútbol. Dejo de teclear en el momento en que sobre mis manos cae una revista con mi novio en la portada.

—Un regalo para ti—habla Ruth, una compañera del trabajo sonriéndome divertida.

Mi mirada se desvía de ella a la revista de nuevo. La portada la ocupa mi novio, sin camiseta, en una fotografía bastante sexy. La observo con detenimiento, como si nunca hubiera tenido esa imagen de manera real delante mía.

—Tienes una cara de boba ahora mismo —dice, de nuevo, riéndose. —Queeee solaaaa que estoy —canturrea, marchándose por donde vino.

Paso las páginas buscando más información sobre Pedri. Aunque, en realidad, lo que quiero ver son más fotografías. La sesión fotográfica fue hace unas semanas por la mañana, siendo incompatible con mi horario, y él me dijo que no me iba a contar nada, que ya lo vería. Y tanto sí lo he visto, ahora mismo debe de tener revolucionada a más de media España el cabrón. Y es que, no me canso de mirar las fotografías y pensar en lo guapo que es.

Guardo la revista en mi bolsa, decidiendo dejar de lado las distracciones que provoca el atractivo físico de mi novio, y me concentro en finalizar el artículo que estoy escribiendo: un breve resumen del último partido resaltando los aspectos más importantes. La tarea es sencilla, así que pronto termino. Aprovechando mi descanso y el buen clima que hace en Barcelona, cojo mi chaqueta y salgo de las oficinas para caminar hasta la cafetería y tomar un café para llevar.

—¿Qué tal, Lía? —pregunta uno de los miembros del cuerpo técnico.

—Todo bien —respondo con una sonrisa. —¿Y vosotros?

—Bien —Asiente, con un gesto de cabeza. —Pedri estará saliendo en breve, ya ha terminado su entrenamiento por hoy.

—¿Ya? —pregunto sorprendida. —¿Cómo va su recuperación? —inquiero, ansiosa por saber más sobre la lesión de mi novio.

—Bueno —dice, inclinando la cabeza con una mueca. —¿No te ha informado de nada? —añade, haciéndome sentir incómoda por no estar al tanto de la situación. Niego con la cabeza. —Tiene una nueva lesión muscular, diferente a lo que pensábamos. Estará al menos un mes más fuera, no creemos que vuelva al campo hasta mediados de noviembre.

—Vaya —murmuro, abrumada por la información.

—Debo irme, Xavi me necesita —informa, apresurándose cuando el entrenador del club le reclama a gritos. —Esperemos que todo vaya bien —añade, refiriéndose a la lesión de Pedri.

—Lo espero —murmuro para mí misma , asintiendo con la cabeza.

El hombre me deja sola de nuevo en los banquillos. Observo el entrenamiento sin fijarme en ningún jugador en particular. De repente, escucho unos pasos acercándose. Esperando que sea Pedri, me giro hacia la derecha, pero es Javi quien avanza despacio por la banda.

—Hola —saluda, deteniéndose frente a mí. —¿Eres Lía, verdad? ¿Nos conocimos en el partido contra el Betis? —pregunta con una sonrisa. Asiento con la cabeza, observándolo. —¿Y qué haces aquí? —inquiere, agarrándose de la parte superior del banquillo y mirándome fijamente.

—Estoy en mi descanso y decidí venir hasta aquí para despejarme un poco —informo, siendo breve en mis palabras.

—¿Así que te gusta pasar tus descansos viendo entrenamientos de fútbol? —pregunta, con una sonrisa juguetona, pasando su lengua por su labio inferior.

—Sí, me ayuda a despejar la mente —reconozco.

—Interesante —Asiente, sin apartar la vista de mí, lo que me hace ponerme nerviosa. —¿Vienes a ver a algún jugador en particular? —pregunta de nuevo.

Sueños compartidos IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora