⁸; ᴍᴀʟᴀs ɴᴏᴛɪᴄɪᴀs

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Los pasos apresurados resonaban por todo el pasillo, su respiración era cada vez más agitada, tenía que llegar rápido a la habitación. Apretaba los papeles contra su pecho, si perdía aunque sea uno solo podría perder su vida.

Llegó a la entrada de la gran habitación, acomodó un poco su aspecto, tenía que esconder el hecho de que llegó casi corriendo hacia su oficina. Golpeó 3 veces la puerta con sus nudillos y espero pacientemente afuera.

─ Adelante. ─ Fue una respuesta clara y sencilla. Acató lo dicho, abrió lentamente la puerta e hizo acto de su presencia.

─ Buenos días, jefe. Lamento la repentina presencia de mi persona, pero debo decirle algo de suma importancia. ─

La habitación estaba tranquila, lo único que se escucha a era el "tic tac" del reloj colgado en la pared. La persona, sentada en el medio de la sala, levantó la mirada hacia la persona que le hablaba. Este dejó de firmar algunos papeles ubicados arriba de su escritorio, ordenó un poco para así poder cruzar sus manos.

─ Oh! Claro, adelante. Cuántame, soy todo oídos.  ─ Suelta una leve risa poniendo toda su atención a la persona delante de él.

─ Señor, lamento informarle que estás noticias podrían no serle de su agrado. Ya que se tratan de su hijo, señor... ─ El silencio se hizo más profundo, podía hasta escucharse el caer de un alfiler. La expresión del jefe paso a un ceño fruncido, unos ojos que demostraban más preocupación.

No sé podía esperar menos de él, le tenía demasiado cariño a su querido niño. Podría ser mayor, claro está, pero siempre iba a ser hijo de papi. Éste siempre era vigilado por su progenitor, cada paso o decisión que tomaba era informada. Se podría decir que era muy sobreprotector pero era por su bien, no quiere que le pase nada malo. No podría perder a otra persona especial en su vida.

Claro, perdía muchos compañeros que consideraba especial en su trabajo, pero su familia era un caso especial.
No se perdonaría si algo le ocurriera a Anthony, no, nunca se lo perdonaría.

El jefe se levantó de su silla, comenzó a caminar hacia la ventana con su manos detrás de su espalda. Su subordinado agachó su cabeza, su cara no lo expresaba pero su preocupación aumentaba cada segundo. Podría tener una cara de póker, pero para él, que llevaba años a su lado, sabía que el padre de este niño ya se imaginaba los peores escenarios, uno de ellos no era falso.

─ Dime que le ha pasado, se crudo. ─ Su voz resonó en toda la habitación, se volvió demasiado grave, una voz diferente a la que uso cuando entró.

─ Señor, Anthony fue secuestrado por los Bárbaros, la mafia que ha estado pidiendo su cabeza. Parece que él cayó en su trampa. ─ Su voz sonaba débil, vió que su mirada no se suavizó, en cambio solo aumentó el celo fruncido. Apenas mencionó el nombre de esta mafia, se podría notar el enojo y odio que desprendía de él.

─ Anthony fue entrenado desde sus 6 años para poder sobrevivir a este mundo, él es fuerte. ─ Se giró para poder finalmente hablar cara a cara. ─ ¿Soy egoísta por prepararlo obligadamente a vivir en esta desgracia de mundo? Sí, pero es por su bien. Mientras siga vivo, haré todo lo posible para protegerlo. Llama a TODOS al salón principal, lo encontramos vivo cueste lo que cueste. ─

─ Sí, señor. Todos estarán en cuestión de segundos en el gran salón. ─ Dicho esto, salió apresuradamente de la oficina para poder contactar con todo miembro de la mafia posible.

Al cerrarse la puerta, éste cayó de rodillas al suelo, posó su mano en la ventana mientras agachaba la cabeza.

Esto no podía estar pasando de nuevo, sabía que al describir que tenía una familia todos se le irían encima. Debió tener más cuidado con esa información, debió matar con sus propias manos al traidor que lo vendió.

Enemy or Lover ? ─ Chuuya x Male readerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora