La ciudad, saturada de humo y bullicio como cualquier otro día, se sumía en una festividad vibrante. A pesar de la densidad del aire y la aparente caótica decadencia, el lugar estaba envuelto en una celebración intensa. Las calles, marcadas por la suciedad y la oxidación, trataban de ocultarse bajo la decoración de carteles, globos y colgantes que se extendían por doquier.
La gente se arremolinaba en las vías, entregándose al baile y a la celebración, mientras simultáneamente eran custodiados y protegidos por guardias impecablemente vestidos. Estos guardianes, meticulosos en su atuendo y atención al detalle, se distribuían estratégicamente en cada esquina, velando por la seguridad de los habitantes con una presencia firme y vigilante.
A lo lejos, la música aumentaba en intensidad mientras la gente se apartaba para dejar paso a grandes trajes robóticos que avanzaban lentamente en fila. Frente a ellos, sobre una majestuosa carroza, se encontraba un hombre elegantemente vestido, con un monóculo, sombrero y bastón. Los cielos estaban llenos de dirigibles que llevaban su nombre.
Era un día de campaña como cualquier otro en la ciudad.
El señor presidente, contento por haber sido elegido por segunda vez consecutiva, decidió organizar un festival para alegrar a la ciudad Y a su vez, dar inicio a la construcción de lo que sería el nuevo ayuntamiento para la ciudad, es ahí a donde se dirigía.
Avanzó por las calles con felicidad mientras saludaba a su pueblo sonriente, y casi una hora después logró llegar al destino. Los hombres con trajes robóticos se hicieron a un lado, colocándose en filas al lado de la carrosa en donde el presidente comenzó a descender las escaleras hasta llegar al suelo. Frente a él y tras una cerca yacía la población.
—¡Muy buenas tardes! —exclamó con el micrófono, recibiendo gritos de emoción como respuesta—. ¿Se encuentran todos bien? ¡Espero que sí!
Mientras su risa resonaba en el ambiente, se acercó al gran agujero que se extendía tras él. El área estaba preparada con un lazo listo para ser cortado, y las imponentes máquinas excavadoras que lo rodeaban aguardaban con impaciencia para comenzar a trabajar.
—Queridos ciudadanos, hoy no solo celebramos mi reelección, sino también el inicio de un nuevo proyecto que cambiará nuestra ciudad para mejor. ¡Estoy emocionado de anunciar la construcción del nuevo ayuntamiento de la ciudad! —dijo el presidente con entusiasmo, provocando vítores y aplausos de la multitud—. Este será un símbolo de progreso y modernidad, ¡un paso hacia adelante para todos nosotros! ¡Así que hoy, con toda mi felicidad, que la construcción del nuevo ayuntamiento iniciará!
Y cortó el listón, haciendo que la gente gritara emocionada, la música vuelva a sonar con fuerza y fuegos artificiales salieran de entre los edificios. Las grandes máquinas comenzaron a avanzar atravesando el listón e iniciando el trabajo.
Fue cuando entonces, un misterioso hombre con gorra negra y lentes que se encontraba entre el público sacó un arma, apuntando directamente al presidente y tirando del gatillo disparando el arma. Pero falló para su mala fortuna pues justo su objetivo se había tropezado con un listón.
El disparo resonó por todas partes y la gente se asustó, comenzando a correr. Unos hombres pusieron al presidente a salvo metiéndolo en un auto. El hombre, al verse rodeado y expuesto ante los guardias que lo apuntaban directamente, sabía que había fallado su misión, por lo tanto le esperaba la muerte al regresar, pero si se dejaba capturar sería lo mismo.
Tragando duro, tomó su collar en forma de crucifijo mirándolo con anhelo. Cerró los ojos y lo pegó a su pecho, comenzando a recitar un verso de la biblia.
—¡Al suelo! —exclamó un soldado acercándose.
El hombre persistía en sus citaciones, incluso cuando lo golpearon y derribaron al suelo. A pesar de todo, nunca soltó su crucifijo. Luego, segundos después de concluir, abrió los ojos y la boca, desprendiendo una luz radiante que casi resultaba deslumbrante para sus oponentes.
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Pêdøphįlîå Vampire || Binwoo +18
أدب الهواةLee Dongmin, a penas con 16 años es hijo del rey de Corea. Su destino estaba fijado, convertirse en el siguiente rey de la nación para continuar con el cargo de su padre ya fallecido. Justo en la noche de su coronación, Lee Dongmin es testigo de com...