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Haerin sentía que estaban aún a principios de año. El tiempo realmente pasaba rápido. Pero algo había cambiado. Ella se dirigía hacia la biblioteca escolar, para su habitual "sesión de estudios" o eso pensaba que era.

Los primeros días del mes ese era su objetivo, pero después de unos días, se percató de que cierta joven castaña también asistía a esas horas de la tarde para estudiar. El primer día que la había visto, casi decide salir corriendo. Danielle simplemente se encontraba con el libro de Biología en sus manos, en una de las mesas del fondo, completamente concentrada en los estudios. Desde ese entonces Haerin siempre acostumbraba a asistir a esas horas, aunque los primeros minutos normalmente se dedicaba a mirarla un rato, y no entendía la razón. Después de unos segundos el libro llamaba su atención y comenzaba a hacer lo que debía, estudiar.

Esa ya era su rutina cotidiana. Al llegar hoy, encontró a Dani en la misma mesa de siempre. Su cabello amarrado en un moño y algunos mechones de cabello le caían desordenados en el rostro, garabateaba en su cuaderno y de vez en cuando levantaba las cejas o se mordía la lengua, cuando no comprendía algo.

Eso fue mucho para la castaña oscura, quien duró unos minutos más de lo normal observándola, hasta que por fin se obligó a mantener sus ojos en el libro de texto. Danielle estaba sentada en una mesa apartada de ella y debía estudiar.

En una semana tendría un examen de Ingles y esa era su peor materia. Ella lograba pasar la asignatura con notas aceptables mientras que Danielle era una de las mejores estudiantes del salón gracias a ser mitad australiana. Haerin la envidió inmediatamente al enterarse de esto en una clase de inglés, donde la misma lo había mencionado.

Cuando por un segundo la materia la venció, suspiró audiblemente y abrió su cuaderno de dibujo. Irónico que a pesar de odiar la clase de arte, amaba dibujar y no era la peor haciéndolo. Se perdió en su mundo dibujando simplemente lo primero que le llegaba a la cabeza. Duró casi una media hora así y de un momento a otro sintió a alguien tras ella. Volteó asustada y se encontró con una despreocupada Danielle, que observaba su dibujo.

—Tú... ¿Qué haces allí?— Preguntó y al ver que la más baja no dejaba de mirar el dibujo, intentó cubrirlo con los brazos ya que no le gustaba que vieran sus creaciones. Era como si husmearan en su diario, aunque no tenía uno.

—Dibujas bien— Comentó entrecerrando los ojos, intentando ver la hoja que Haerin cubría— ¿De quién son los ojos?

Cuando le preguntó aquello, sintió como su estómago caía. Alzó los brazos y observó, horrorizada, que era cierto lo que había dicho la otra chica. Plasmado en la superficie blanca habían unos ojos delicados y con algunas sombras en el iris. Sus cejas eran medianamente gruesas y el color de los ojos de una tonalidad clara. De inmediato Haerin, aunque el dibujo fuese en blanco y negro, pudo imaginarlos de un leve marrón avellana y profundo. Apretó los puños, frustrada, y volteó a ver a la chica, un poco irritada.

—De nadie, me los acabo de inventar.

La australiana pareció creerle.

Luego, se acercó más a ella y sujetó el cuaderno de actividades de Haerin, antes de que la de cabellos más oscuros pudiera hacer algo al respecto.

—Eres mala en inglés. Así no se escribe "Photograph"— Le indicó, alzando una ceja, y Haerin se encogió de hombros.

—El inglés no es lo mío.

—Pero la banda que te gusta canta alguna veces en ese idioma— Tenía un punto y Kang se quedó en silencio, esa chica sabía cómo sacarla de sus casillas.

—No importa. De todas formas, reprobaré el examen— Le dijo volviendo a lo suyo, sorpresivamente Danielle colocó el cuaderno en la mesa y se inclinó sobre ella, para hacer un ejercicio.

—Aquí... es "foot" no "food". Una simple letra puede cambiar el significado de la palabra— Comenzó a hablarle mientras escribía, su letra era hermosa y sus manos muy pequeñas y delicadas.

La chica con el rostro sereno y un atractivo labial cereza decorando sus labios parecía un ángel. Haerin la observó durante unos segundos, pero después comenzó a escuchar lo que explicaba e increíblemente entendió.

—Ya, ahora tiene sentido.

—Deberías de ser tonta, para no entender— Dijo, antes de apartarse y volver a observar a Haerin a los ojos.

La castaña oscura comenzó a sentirse nerviosa por el escrutinio de la mirada avellana.

—¿Qué? Ya me insultaste, así que ya puedes irte.

—Claro, cuando también te ayudé— Rebatió de inmediato, con mirada ardiente.

—Pero no por ser amable— Dijo Kang, cruzándose de brazos.

—Cierto. Lo hice porque me estaban dando lástima las estúpidas caras que hacías, al no entender nada— Confesó inconscientemente y con eso dejó a Haerin muy sorprendida
¿Ella la estuvo observando?— Por esa razón, tú y tus amigas están como están.

Al momento de escucharla, la sorpresa, y bueno, sí, la pequeña emoción que había sentido al escuchar aquello, pasó a ser rabia. Se levantó y enfrentó a la castaña.

—Si estamos así es por culpa de tus amiguitas y los imbéciles del salón, que no saben cómo tratar a la gente— Le dijo en la cara y por un momento la castaña se apartó de ella.

Habían terminado muy cerca de la otra y Haerin se sentía avergonzada por ello. Intentó no demostrarlo.

—No es nuestra culpa que ustedes sean un blanco fácil. De todos modos, yo nunca hago nada— Se defendió, dándose la vuelta.

—iPero burlarte de nosotros y no hacer nada al respecto es casi lo mismo!— Gritó a sus espaldas y Danielle simplemente la fulminó con la mirada, antes de tomar sus cosas y salir de la biblioteca.

Haerin suspiró frustrada, dejándose caer en la silla. No entendía el por qué, pero, Danielle Marsh la colocaba de los nervios. Y lo peor era aquel...

¡Aquel jodido dibujo! No tenía idea de lo que había pensado al dibujarlo, pero definitivamente no en Danielle.

Ella era una niñita mimada y igual que hace unos meses atrás en el primer día de clases, volvió a comprobar su teoría. Ella definitivamente era una estúpida, al igual que sus amigas.

rivales al peo - daerinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora