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Los días parecían ir cada vez más rápidos, faltaba una semana para poder ir a la apertura del parque de diversiones y Haerin ya quería que llegara. Ultimamente con Hanni y Danielle distraídas, gracias a los entrenamientos del equipo, no les daba ni el tiempo de fastidiarlas y era perfecto, sus días eran más normales.

Ya iba una semana de tranquilidad. Kang incluso asistía a los entrenamientos y siempre lograba ver a Danielle, sin que esta tuviera que estar burlándose de ella. Algunas veces podía jurar que la castaña la observaba de reojo, pero estaba tan concentrada en vigilar que no estuviera constantemente cerca de Jay, que no pudo estar del todo segura. De vez en cuando, en medio de los entrenamientos, ellos se daban unos castos besos en los labios. Claro que Haerin rechinaba los dientes cada vez que los veía pero después el chico tenía que seguir con el partido, y duraban casi toda la tarde separados.

Hoy se encontraba nuevamente observándola. Había quedado un poco traumada desde la última vez que estuvo en las gradas y por ello procuró estar toda la hora pendiente del balón y a donde lo lanzaban. Después, cuando las porristas se estaban vistiendo, tuvo que ir nuevamente a esperar a Chaewon fuera de los vestuarios. Estaba tardando mucho. De la nada la puerta se abrió, mostrando a una enojada Danielle que llevaba nada más un top blanco y una falda, su cabello estaba mojado y olía a vainilla. Haerin tuvo que echarse hacia atrás, ya que la pelinaranja había lanzado la toalla contra al piso, al parecer aún no la había visto.

—¡Maldita castaña!— Dijo en un pequeño murmullo, pero no lo suficiente bajo cómo para que las chicas en el vestuario no la escucharan.

Apretaba los dientes y se frotaba las manos.

En verdad, verdad, estaba increíblemente sexy y tierna
¿Cómo eso era posible? Pronto la mirada avellana se posó en ella y abrió los ojos, seguidamente frunció el ceño ya que no se encontraba de ánimos para la pelinaranja.

—¿Qué mierda miras?— Le dijo muy bruscamente.

Haerin volvió a la realidad, al ver su rostro vió sus labios y recordó el besuqueo de Danielle con su novio. Apretó las manos y se acercó a la más baja. Marsh, un poco desorientada, se alejó unos cuantos pasos.

—¿Qué te pasa?— La acusó, prácticamente fulminando a la alta con la mirada.

—¿Peleaste con Chaewon, cierto?— Preguntó más cerca de lo que planeaba de la contraria. Danielle volvió a retroceder y Haerin avanzó un paso más.

—¿Qué te importa si peleé con esa perra? igual, es su culpa, por no parar de ladrar— Dijo apoyándose de los casilleros a sus espaldas. Haerin estaba muy cerca.

—Ella no es una perra, no te confundas contigo misma— Espetó acercándose aún más y acorralando a la pelinaranja contra la pared— Más te vale que no le hayas hecho nada.

—Awww ¿Por qué? ¿Es tu novia?

Su tono adorable era completamente falso, y atravesó a Haerin con los ojos, la última palabra la soltó con una amargura palpable.

Kang perdió la compostura, por un momento parpadeó confundida, y alejó su rostro de la castaña. Iba a negarlo, obviamente, pero, ¿porqué no jugar un poco?

—¿Y que si lo fuera? ¿Te interesa mucho acaso?— Soltó con rabia, notando como el rostro de Marsh se contraía en una leve expresión de disgusto.

—¿Ella lo es?

Definitivamente esa no era la respuesta que Haerin se esperaba, y menos de parte de Danielle Marsh. Parpadeó lento como frecuentaba cuando estaba confundida, y ladeó un poco la cabeza. Antes de hablar, notó como los hombros de la más pequeña habían bajado y el ardor en su mirada se iba de a poco.

rivales al peo - daerinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora