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—Estaba acomodado en mi balcón, esperando que la brisa fuerte golpeara mi cara y que una vez así estuviese satisfecho. Yeonjun no había aparecido durante muchos días y eso ya era raro. Mi corazón lo extrañaba porqué después de todo era mi mejor amigo. Si bien por lo menos agradecía que no se le hubiese ocurrido alguna ocurrencia nueva para ligarme.

—Choi Beomgyu— Gritó llamando mi atención de inmediato.

—Carajo— Maldije al verle abajo.

—Te amo— Me dijo y yo bajé enseguida.

—Yeonjun estás loco, te lo he dicho millones de veces— Miré los chocolates que traía en su mano. Yo amo el chocolate.

—Ya se el mismo discurso de siempre— Terminó y me agarró por la cintura.

—Jun— Le dije en desacuerdo con su acción.

—Cállate— Demandó atacando mis labios. Los suyos sobre los míos maldición se sentía tan bien.

—Yeon— Llamé pero este mordió mi labio inferior, no servía de nada llamarle.

—Beomgyu, no sólo quiero cogerte. Si soy un asco lo admito— Suspiro apretando más mi agarre.

— Sabes lo que pienso, está mal— Aparte mi rostro de sus peligrosos labios carnosos y sexis.

—Casémonos— Terminó

—¿Qué? — Le miré con los ojos más abiertos del mundo.

—Bueno, sí también quiero hacer eso pero lo que quería decir es que seamos novios— Suplicó besando mi mejilla.

—Jun— Terminé y luego le di una cachetada.

—AUCH,  ¿Y eso porqué fue?— acarició su mejilla.

—Por enamorarme, maldito idiota infiel— Grité pues no soportaba más.

—¿Entonces aceptas?— Preguntó con súplica.

—Carajo, ya sabes que no soy como ti creés. No me he acostado con nadie y si eres mi primera vez y al día siguiente me dejas voy a llorar cómo nunca— Amenacé.

—No habrá necesidad de pensarlo. No voy a hacer eso— Prometió.

—Entonces solo quiero decir qué si llego a encontrar que me engañas una sola vez Choi. Te voy a castrar— Señalé.

—Eso no suena lindo— Sonrió temeroso. —Cómo sea, en que ibamos— Retomó el beso pero lo corte de inmediato.

—Primero mis chocolates— Se los quité.

—Todos tuyos— Besó nuevamente mis labios.

—Yeonjun era un infiel, y no tenía duda de ello. Aunque lo que acababa de hacer fue lo más lindo del mundo y saber que podría ser todo mío era tentador.

𝑁𝑜 𝑠𝑜𝑦 𝑐𝑜́𝑚𝑜 𝑡𝑢 𝑐𝑟𝑒𝑒́𝑠 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora