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¿Qué os hice yo, mujer desventurada,

que en mi rostro, traidores, escupís

de la infame calumnia la ponzoña

y así matáis a mi alma juvenil?

 

¿Qué sombra os puede hacer una insensata

que arroja de los vientos al confín

los lamentos de su alma atribulada

y el llanto de sus ojos? ¡ay de mí!

 

¿Envidiáis, envidiáis que sus aromas

le dé a las brisas mansas el jazmín?

¿Envidiáis que los pájaros entonen

sus himnos cuando el sol viene a lucir?

 

¡No! ¡no os burláis de mí sino del cielo,

que al hacerme tan triste e infeliz,

me dio para endulzar mi desventura

de ardiente inspiración rayo gentil!

 

¿Por qué, por qué queréis que yo sofoque

lo que en mi pensamiento osa vivir?

Por qué matáis para la dicha mi alma?

¿Por qué ¡cobardes! a traición me herís?

 

No dan respeto la mujer, la esposa,

La madre amante a vuestra lengua vil...

Me marcáis con el sello de la impura...

¡Ay! nada! nada! respetáis en mí!

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En los aires varios helicópteros del gobierno han estado volando por horas

En dirección en donde sus sismogramas los guiaba

Pronto las personas más influyentes del gobierno, y los más importantes científicos marítimos

Los sismogramas les servían como guía para detectar de dónde venían los potentes temblores

La Mágica Del OceanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora