T3 2

432 20 11
                                    

Perdóname por el dolor que te causé,
por las palabras afiladas que lancé.
En el fragor del enojo y la desesperación,
lastimé tu corazón sin razón.

Me arrepiento profundamente de mis actos,
de aquellos momentos llenos de impactos.
El remordimiento consume mi ser,
porque sé que no debí hacerlo, lo sé.

Mis palabras fueron dagas envenenadas,
que cortaron sin piedad nuestras miradas.
y ahora solo queda el vacío y el dolor.

Quisiera poder retroceder el tiempo,
borrar de la historia ese momento obsceno.
Pero sé que las palabras no se pueden deshacer,
y el daño que causé difícilmente podré remediar.

Perdóname por no pensar antes de hablar,
por dejarme llevar por la ira y estallar.
No mereces ese trato, lo sé muy bien,
pero en mi impotencia, no supe contener.

Hoy me enfrento a mis errores,
buscando en los versos una forma de redención.
Deseo sinceramente reparar este daño,
y reconstruir lo que quedó hecho añicos en el vallado.

Perdóname por no saber controlar mi voz,
por lastimar lo que más amo entre tanta tempestad feroz.
Prometo aprender de esta lección,
y nunca más causarte otro desconsuelo, corazón.

Que estas palabras sean el inicio de la sanación,
un puente hacia la reconciliación.
Acepta mi humilde perdón sincero,
y permíteme demostrarte que ya no seré el mismo postrero.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.

Arthur Gillman estaba en la sala de su casa, ya hace tiempo que había estado intentando calmar a su hijo por los constantes temblores que se han estado manifestando desde muy temprano

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Arthur Gillman estaba en la sala de su casa, ya hace tiempo que había estado intentando calmar a su hijo por los constantes temblores que se han estado manifestando desde muy temprano

No hace mucho su esposa y su madre entraron a la casa de los Gillman y no han salido de hay en aproximadamente una hora

No sabía de lo que estaban hablando pero parecía serio

No fue hasta que las cosas se calmaron que decidió dejar a su hijo menor en su habitación para dejarlo dormir

Y empezó a dirigirse hacia la habitación que compartía con su amada esposa

Conforme se fue acercando, los susurros eran cada vez más claros

Y parecía que ambas féminas hablaban con gran seriedad, más bien parecía una especie de tono de regaño por parte de ambas

La Mágica Del OceanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora