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Sonic: ¡Ya fue suficiente, Carahuevo! ¡Si los tocas estás frito! —exclamó enojado, observando con atención como su enemigo había capturado a Tails y a Amy en uno de sus nuevos inventos.
Eggman: —se ríe como psicópata— Pues si no quieres que le haga algo a tus «preciados» amigos, entrégate a mí.
El cobalto frunció el entrecejo y acepto la solución. Preferiría mil veces sacrificarse a que las dos personas que más amaba resultarán heridas.
No obstante; su error fue tratar de solucionarlo todo solo, puesto que aquellos seres que querían tanto estaban dispuestos a luchar no solo por salvarse sino también por apoyar a su héroe favorito.
Amy: ¿Estás listo, Tails? —preguntó de repente con una gran sonrisa.
Tails: ¡Sí!
Amy: ¡Ahora!
—ocurre una explosión, gracias a la tecnología de Tails y la fuerza de Amy con su martillo, destruyendo el robot y quedando libres de la creación del calvito—
Eggman: ¡Esto no es justo, no es nada justo! —se va ofendido.
Amy: ¡Eso fue increíble y...!
—el azul no pierde tiempo y corre hacia ellos, dándoles un fuerte abrazo a los dos—
Sonic: Me... —sacude su cabeza, tratando de que su voz preocupada no fuese evidente— Me preocuparon. —explicó con su voz energética de siempre.
Amy: Oh, vamos, no somos tan débiles, ¿sabes? —rie, separándose del agarre cariñoso.
Tails: Además, ¿Crees que ese pedazo de chatarra puede contener nuestro ingenio? —bromea, observando a Amy con una sonrisa.
Sonic: Es que... —suspira— Ya no es nada, vámonos a casa. —sonrie, abrazando a los chicos por los hombros, apegándose a ellos.
Amy: Sonic, estaremos aquí, pese a las dificultades. —afirmó con seguridad.
Tails: Y cuando no podamos salvarnos por nuestros propios medios, siempre te tendremos a ti, líder azul. —sonrió con ternura, provocando un sonrojo aún más intenso en el índigo.
Sonic: Gracias, chicos...
Amy: ¡No es nada! ¡Te queremos, Sonic!
Tails: ¡Así es! ¡Cuenta con nosotros!
—el azul se sonroja aún más y sólo sonríe—
Amy: ¡Ahora sí, vamos a casa!
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Sonic sobreprotector lo más canon que ví en mi vida.
