Capitulo 3.1:Las cartas de Carelio, Gloria a Dalen

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Al recibir el mensaje, el escriba de la ciudad de Ozur se encargaría de comunicar la situación al príncipe Carelio, el cual se encontraba en el Oeste. Mediante una carta:

"Su eminencia, Príncipe Carelio, me veo en la penosa necesidad de informarle que el castillo de Jain enfrenta un asedio por parte del yerno del rey Leoncio de Tamir, el general Germanico, quien comanda un ejército de más de 5000 soldados. Desde Ozur, carecemos de la fuerza necesaria para resistir este embate, solo contamos con 500 soldados, y los gobernantes sureños no tomarían medidas sin su orden aunque se enteraran de lo ocurrido. Aunque entiendo que se encuentre ocupado en la ciudad de Orenze, le ruego encarecidamente que gestione el apoyo de los gobernadores del sur. De lo contrario, corremos el riesgo de perder no solo Jain, sino también la vida de un príncipe imperial y enfrentar una masacre en buena parte del imperio.
Atentamente: Escriba Garcés del campamento militar de Ozur."

Al terminar de escribir la carta, solo un pensamiento recorría la mente del escriba:
-"Bueno, me retiraré a descansar. Tengo que estar atento mañana para recibir respuesta. Que el panteón proteja a los asediados; esos Tamirenses son aún peor que los Sureños".

-"¿Qué es este ruido?" gritaría el escriba al amanecer al escuchar un gran bullicio en todo el campamento.
-"Disculpe el escándalo, mi señor, pero llegó un hombre que dice venir desde Jain", respondería uno de los auxiliares.
-"Desde Jain. ¿Un desertor acaso?"
-"No lo creo mi señor. Está muy mal herido por flechas Tamirenses, y es raro; parece haber recibido cierto tratamiento primario. De no ser así, no me explico cómo sigue vivo con sus heridas."
-"¿Qué sabemos de él, auxiliar?"
-"Se desmayó apenas llegó. Solo sabemos que viene de Jain, que su nombre es Julius y habló de una tal mensajera negra."
-"¿Mensajera negra?, ¿acaso se refiere a la paloma? Definitivamente es de Jain," pensó el escriba.
-"Bien, traten sus heridas. Cuando despierten, me lo comunican," diría luego de su reflexión.
-"¡Sí, señor!" responderían todos los auxiliares que Carelio había dejado a su mando.

La carta enviada por Garcés llegaría tres horas después del amanecer a la ciudad de Orense, donde el príncipe ayudaba a reconstruirla después de que un tornado la azotara.

-"Príncipe Carelio, ¿puedo entrar?" solicitaría Urias, hombre de confianza del príncipe.
-"Entra. ¿Qué sucede, Urias?"
-"Una carta llegó desde Ozur."
-"¿Qué desea Garcés?"
-"No lo sé, mi príncipe. El mensaje acaba de llegar y se lo traje inmediatamente."
-"Lo leeré, solo falta que esos sureños se hayan levantado en armas."
-"Sí, príncipe."
-"¡Maldito Augustus, esto es culpa de ese desgraciado!" gritaría el príncipe golpeando la mesa luego de leer la carta enviada por Garcés.
-"¿Que sucedió príncipe? "
-"Urias, llama a Saúl; él conoce todas las provincias cercanas a la frontera con Tamir".
-"También, llama a los escribas, todos los que sea posible. Que Tauret, dios de la lealtad y el honor, les otorgue eso al menos una vez a algunos de esos repugnantes sureños. Si todos fueran como Saúl entre esos hombres del desierto, qué distintas serían las cosas."
-"Sí, mi príncipe. Haré lo que pide al instante."

Urias se dirigía al puerto donde se encontraba Saúl, ayudando y supervisando la reconstrucción.
-"Saúl, el príncipe requiere tu presencia."
-"Enseguida, mi amigo."

Mientras tanto, los escribas serían citados mediante los siervos, llegando al instante al recibir el llamado del príncipe.

-"Buenas tardes caballeros, he solicitado su presencia para informales de un tema delicado" empezaría hablando el príncipe heredero
-"Como sabrán mi hermano, el príncipe Augustus tuvo desacuerdos con su primera esposa, la hija del rey de los Tamirenses"
-"Saúl, tú provienes de la zona cercana a Ozur. Quiero que detalles las provincias que podrían socorrer el castillo de Jain en menos de 2 semanas. Los escribas enviarán los mensajes."
-"Sí, mi príncipe. Pero si no es de su molestia, ¿qué está ocurriendo?" Preguntaría Saul "el sureño"
-"Los Tamirenses están asediando Jain con más de 5000 soldados. Abandonar Orenze traería un gran descontento en la población, y aunque vayamos a toda marcha, llegaríamos a Jain en 2 meses. No podríamos salvar el castillo. La verdad es que muy poco me interesa lo que pase con las escorias sureñas, pero mi primo se encuentra allí, y mi padre, el emperador, no me perdonaría su muerte."
-"Siempre con su odio hacia nosotros, todos los capitalinos se creen mejores que nosotros," serían los pensamientos de Saúl.

Sombras Del Imperio CapadocioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora