Presentemónos..

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¡Hola! Un gusto conocerlos queridos lectores, soy Samantha, una escritora más, y colaboraré con Aleja en esta historia. Puede que algunas palabras sean un poco irreconocibles para ustedes, pero estoy segura de que está historia, les encantará.

Debo aclarar que no vengo a robarle el crédito a la creadora inicial, (Aleja), y quise hacer una colaboración con ella, pues sus ideas y las mías, pueden resultar una bomba para esta historia. Y aunque las dos tenemos diferentes modos de escritura, ideología y temas, eso no es inconveniente para crear esta historia.

Pero no alargaré más esta nota, y únicamente les diré, disfruten del cap.

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El sol ya se asomaba en el horizonte, y Ellen, a las siete y media, ya se encontraba en la ducha para poder prepararse. Pues tenía que asistir a una junta empresarial junto a su padre, y a su madre.

Y aunque no le gustaba mucho la idea de conocer nuevas personas, debía asistir, pues en un futuro no muy lejano, sería la presidenta de la empresa de su padre, que le sería una idea complicada, ya que la economía no era muy buena con ella, y aunque multiples veces intentó aprender sobre ella, era casi imposible.

-¡Buenos días Ellen! -su madre la vió salir del baño, y no dudó en saludarla.

-Buenos dias madre, ¿ya has desayunado?.

-No, hija, -respondió con pesar- anoche me dormí demasiado tarde, tuve que arreglar algunos papeles de la empresa, últimamente hemos estado buscando un inversionista para la empresa, pero simplemente, no lo encontramos.

-No hay de qué preocuparse, estoy segura de que muy pronto lo encontraremos. -se paró a su lado, demostrando la evidente diferencia de estatura de uno setenta y seis de ella, y uno sesenta y cinco de su madre.

-Vistete pronto, debemos estar en la empresa a las nueve y media.

-Si señora. -pasó a su lado, sin voltear a verla.

Ellen entró en su habitación, que normalmente para ella era muy común y simple, pero a ojos de los demás, era una recámara del tamaño de un departamento pequeño. Con dos estantes de libros políticos, dos escritorios, uno laboral, y otro personal. Una cama matrimonial, únicamente para ella, y multiples detalles que para el resto, son innecesarios.

Al estar cerca de su armario, de uno ochenta y cinco centímetros, y tres de ancho, abrió la puerta de este para sacar de allí un pantalón de tela negro azulado, un abrigo beige y un camibuzo cuello tortuga color negro.

Retiró la toalla húmeda de su abundante cabello albino, que caía a la mitad de su espalda, y se vistió con rapidez, para después peinar las finas hebras de su cabello, y atarlo en una coleta alta.

Al verse frente al espejo, se sintió orgullosa, su belleza era tanta, que podría conquistar a cualquier hombre, e incluso mujeres con un solo mirar.

Pues sus anchas caderas que apretaban, y resaltaban con sofoco el pantalón que llevaba, sus muslos blancos y firmes, su cintura estrecha, sus abultadas nalgas, la redondez de sus senos y la finura de sus facciones eran dignas de una diosa. Y aunque muchos hombres siempre la habían pretendido, y se volvían locos por ella, su atención siempre habia sido centrada en el estudio de la política, profesión en la que siempre había sido habilidosa.

-Estoy espléndida. -dijo, pasando sus manos por la superficie de sus caderas.

Un golpeteo en la puerta la interrumpió, era su padre, y aunque ella pensaba que aun dormía, se vió obligada a abrirle la puerta, para saber realmente que quería.

-Ellen, debemos irnos yá, el hombre con el que nos debemos reunir está urgido por qué lleguemos ya. -su padre, un hombre de uno noventa y tres, que fácilmente, la sobrepasaba por mucho.

Revenge and MoneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora