Revenge and Money

Olvidar todo

Hola corazonesss, soy Sam, y cómo ya pudieron ver en el capítulo "hablemos de negocios II" las cosas no van muy bien entre Ellen y Leo, pero la pregunta es; ¿Leo podrá olvidar todo para proteger sus sentimientos de Ellen?

Es algo confuso, lo sé, pero tengan mucha, pero muucha paciencia, Aleja y yo nos esforzaremos para no dejarlos con la intriga, y sin más que decir mis queridos lectores, disfruten de este nuevo capítulo ;>.   

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-Cómo pude dejar que bebieras así, ahora pareces drogado de lo ébrio que estás, -lo dejó en el sofá de su sala, yendo a la cocina para preparar un té, y una vez hecho, dejarlo en la mesita de la sala- Venga hombre, -exclamó con su acento españolete-, tómese este tecito, y estarás mucho mejor.

-N..no quiero.  -se levantó del sofá para manotear a Tom, haciéndolo quemar con el té. 

-Debes tomarlo idiota, si no te lo tomas y descansas, no podrás olvidar a Ellen ¿no lo crees?.

-No quiero olvidarla.. Pero tampoco quiero que ella me olvide.. Tom. -giró a ver a su confidente amigo con los ojos encharcados en lágrimas- Quiero... quiero que ella me ame sólo a mi ¡¡Sólo a mí, Tom!!. 

-Ya, ya, cálmate, -lo tomó por los hombros, volviendo a recostarlo en su sofá- ¡¡Joder!! ¡¡Estás hirviendo!!. -lo soltó al instante- Si ves, ahora tienes fiebre ¿que carajos haré contigo, Leonardo Lambert. -su acento alemán regresó de nuevo.

-Déjame, déjame, -se levantó de nuevo- no quiero dormir, no quiero soñar con ella.

-No soñarás con ella, relájate. 

-Si.. -sus ojos empezaron a cerrarse lentamente- si.. la veré igual de reluciente, pulcra, y hermosa... -terminó su frase, cayendo rendido en el sofá, para al rato empezar a respirar con fuerza, hundido en un sueño profundo.

-Si tan sólo esa mujer de la que tanto hablas te amara de verdad, -lo miró mientras se alejaba del sofá, dirigiendose a la puerta de entrada- sería la mujer más afortunada por tener al mejor hombre; Leonardo Lambert.  -después de eso, cerró la puerta para irse.

ELLEN

-¿Debí permitirme besar a Leo?. -se preguntó para sí misma, recostada en su cama, para reaccionar de golpe y decir- ¡¡No!! -tomó un jarrón con flores que se encontraba en su escritorio, lanzándolo al pulcro y frágil piso, y para su sorpresa, un pequeño vídrio se incrustó en su mano derecha, pero lo tomó y lo sacó con simple facilidad, para seguir con su discusión- ¡¡Cómo pude dejar que un miserable cómo él lograra bajar mis defensas!! ¡¡Cómo!!.

De repente escuchó cómo una de sus empleadas tocaba a la puerta. De seguro había escuchado el potente ruido que había hecho al propinarle un basto golpe a las baldosas costosas.

-¿Señorita Ellen?¿Se encuentra bien?¿Puedo pasar?. -dijo sin hacer ni una sola pausa.

-¡Ya voy Rose!. -se levantó rápidamente para sacar una toalla de uno de sus cajones, y retener el sangrado de su mano, que para el momento, estaba inundada en sangre. 

Al vendarse la mano, se levantó del piso y abrió la puerta con la mano herida. La mujer detrás de ella, era de cabellos canosos que caían en el inicio de su espalda baja, ojos azúles claros, y expresión dulce. Era la mujer que durante su infancia y niñez, la había cuidado cuando sus padres tenían que viajar por negocios, y Ellen, la consideraba como su segunda madre, o incluso cómo su abuela.

Pero creyendo que su cuidadora no se daría cuenta de la herida, la escondió detrás de sí, tratando de cambiar la expresión de ira que hace un instante tenía.