Capítulo 2

515 74 0
                                    

NARRADOR OMNISCIENTE

Los días pasaron y Matheo con Aurora decidieron no ir a la escuela, fueron a Volterra ya que Aro quería verlos, al rato estaban todos en la sala de tronos.

—¿Qué pasa Aro?— preguntó Aurora.

—Los Rumanos volvieron a aparecer— dijo el pelinegro haciendo que todos se tensaran.

—Esos malditos son como una plaga— gruñó Didyme y Aurora asintió de acuerdo.

—En cualquier momento harán algo, su objetivo siempre es el mismo y puede ser en meses o en años pero tenemos que estar listos porque viendo la situación esto podría llevar a hacer un guerra— explicó Aro, todos escuchaban atentos.

—¿Y por qué hace años no los mataron?— preguntó Christina.

—Puede ser que no sean muchos ni tan poderosos pero saben como escapar y esconderse— contestó Aurora haciendo que Christina asintiera con la cabeza un poco molesta de que le haya respondido ella y no Matheo.

***

Se habían ido de Volterra hacia su cabaña, Matheo vió a Aurora muy callada pero decidió no preguntar hasta que se le hizo demasiado raro.

—Cariño ¿Qué pasa?

—Nada.

—¿Segura? Estás muy callada.

—No me pasa nada.

—Aurora.

—En serio que no me pasa nada.

—Estás mintiendo, te conozco— reprochó haciendo que la castaña suspirara pesadamente.

—Todo esto con los Rumanos trae muchos recuerdos, quiero que nos dejen en paz, nos quitaron algo muy preciado— su voz se quebró—, no quiero que también te quiten de mi lado nuevamente.

—Eso no pasará, ellos pagarán por lo que hicieron, cariño.

Aurora asintió mientras sus ojos se llenaban de lágrimas que no podría votar, Matheo la acurrucó contra él y acarició su cabello, intentando consolarla.

Días después...

Aurora y Matheo habían vuelto a ir a la escuela, sobre todo cuando escucharon a Rosalie quejándose de una humana que estaba sospechando de ellos y que los miraba todo el tiempo, sobre todo a Edward.

Estaban en la cafetería, Aurora estaba sentada en el regazo de su esposo, él estaba acariciando la cintura de ella. La vampira estaba tranquila hasta que el rostro de todos los vampiros en esa mesa, exceptuandola a ella y a Matheo se volvió a incomodidad, enojo y desagrado.

Matheo y Aurora miraron a esa dirección y vieron a Edward con la humana, la vampira se levantó del regazo de Matheo y él fue rápidamente a dónde se encontraba Edward.

—¿Qué va a hacer?— le preguntó Rosalie a Aurora confundida.

—Ya verás— respondió con una leve sonrisa.

Matheo llegó al lado de Edward y no miró a la humana, pero ella sí lo miró y quedó hipnotizada por la belleza de aquél vampiro, Edward lo notó y frunció el ceño.

Una Cullen y Un VulturiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora