O8: Demuéstralo.

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Allí estaba, desplomado en el suelo, sin energías, entre sollozos y llevándose las manos temblorosas a la boca, mordisqueándose la piel para sofocar sus lamentos, evitando que estos perturbaran la quietud del pasillo silencioso

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Allí estaba, desplomado en el suelo, sin energías, entre sollozos y llevándose las manos temblorosas a la boca, mordisqueándose la piel para sofocar sus lamentos, evitando que estos perturbaran la quietud del pasillo silencioso.

Dolía. Dolía demasiado. Lo sentía arder en su pecho como una llama voraz, removiendo todo lo que sabía y conocía, inquietándole y provocándole un llanto increíble.

Felix, en un intento desesperado por apaciguar la ferviente sensación que brotaba desde lo más profundo de su ser, intentaba envolverse en sus propios brazos, buscando contención. Su cuerpo temblaba incontrolablemente contra la pared, mientras sus piernas se movían con torpeza, deslizándose a lo largo de los fríos azulejos. En este frenético intento por hallar algo de calma, sus movimientos agitados arrugaban la alfombra situada justo fuera de la puerta de la habitación principal, epicentro del tumulto emocional que lo había sumido en tal desesperación.

Ella, al otro lado de la pared que los separaba, gemía con deleite, perdida en un éxtasis de afecto e intensidad. Por su parte, él gruñía y jadeaba, su voz ronca y exquisita. El aroma a sudor y sexo impregnaba el ambiente, envolviendo al más joven que los escuchaba atentamente.

Empujado por una mezcla de emociones que no lograba descifrar completamente, Felix huyó. Atravesó los pasillos, cada paso parecía llevarle más lejos no sólo de Chan, sino de la tormenta de sentimientos que lo azotaba. Al llegar a su habitación, cerró la puerta tras de sí con un suave clic, como si temiera que cualquier ruido más fuerte pudiese desatar nuevamente el caos en su interior.

Se movió en la oscuridad, guiado únicamente por el deseo de aislarse del mundo exterior. Sin molestarse en encender la luz, se desplomó sobre la cama. En un gesto casi infantil, buscó consuelo bajo las sábanas, arrastrándolas sobre sí hasta cubrirse completamente, desde los pies hasta la cabeza. Bajo el refugio de la tela, se permitió temblar, las lágrimas finalmente liberadas en la soledad de su refugio improvisado.

Desde el primer rayo de sol que se filtró por la ventana esa mañana, estaba claro que el día que se avecinaba sería desafiante y sumamente difícil

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Desde el primer rayo de sol que se filtró por la ventana esa mañana, estaba claro que el día que se avecinaba sería desafiante y sumamente difícil.

I did something bad ♡ chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora