Esa noche marcó el comienzo de su reclusión en la mansión Bang.
Después de haber firmado el contrato, huyó casi despavorido de Chan. Vistiendo apresuradamente, sintió la mirada del mayor sobre él, riéndose silenciosamente, y se precipitó fuera de la Oficina del Terror.
A medio pasillo, Yeobeen, con su sonrisa amable sin hacer preguntas sobre su cuello marcado y el desorden de su cabello, lo guió al primer piso. Indicó el número de su habitación, donde residiría de ahora en adelante. Tercera puerta al final del pasillo. La manija pintada de negro con toques plateados extravagantes, y encima, el "358" grabado en un estilo similar.
Tras agradecer tímidamente y ansiar dormir para huir de todo, Felix ingresó a su nueva morada con la cabeza dolorida y el corazón tumultuoso de emociones desconcertantes.
Suspiró, contento. El lugar reunía todo lo que había anhelado durante los últimos meses de penurias: una cama mullida y espaciosa, con sábanas blancas y suaves; mobiliario que incluía uno que otro libro y dos o tres conjuntos de ropa enviados por Chan; un baño privado y compacto, ahora de uso exclusivo; tres ventanas desde donde admirar el exquisito jardín; y dos mesas de noche con una lámpara cariñosa y un jarrón rebosante de rosas frescas.
Justo debajo de aquellas hermosas flores, una nota.
"Ahora estás bajo mi techo. Espero que esto te permita dormir como un bebé, incluso sin mí allí, entre las sábanas, abrazándote.
Dulces sueños, cariño.
- BC"
Tras leer esas palabras, Felix se debatió en una mezcla de sensaciones inquietantes y latidos descontrolados en su pecho. Sonrojado, sus labios no esbozaron la sonrisa que solían llevar en sus días de noviazgo con aquel apuesto y apasionado azabache. La razón era clara; Chan ya no era suyo, y él ya no le pertenecía.
La vergüenza lo abrumaba. Sus pensamientos, culpas y remembranzas del pasado lo consumían.
Había caído nuevamente, como en su adolescencia. Chan sabía cómo manejar su cuerpo y su corazón, cómo manipular su mente, qué lugares tocar y cómo besarlos... moldeaba y controlaba cada parte de él, y solo se daba cuenta cuando ya era demasiado tarde.
No pasaría otra vez. Se repitió mentalmente, pero esta vez con una sensación de desesperación. No podía permitirse caer en las garras de Chan, no quería volver a sentirse manipulado y usado. Pero, al mismo tiempo, estar en esa casa era su única oportunidad de tener algo de estabilidad después de las noches de hambre y soledad en las calles.
Felix estaba consciente de que Chan ejercía un poder desmesurado sobre él, y esa dependencia lo atormentaba. Sabía que la necesidad de dinero y refugio lo llevaba a aceptar situaciones humillantes, aunque su dignidad se resquebrajara en el proceso. Aunque deseaba resistirse, la realidad de su situación lo obligaba a jugar un juego en el que ya se sentía derrotado desde el principio.
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I did something bad ♡ chanlix
Fanfic❝Dicen que hice algo malo. Entonces, ¿por qué se siente tan bien?❞ Cuando Felix se ve envuelto en serios problemas económicos, en la calle y sin comer por días, acude a la única persona que podría ayudarle. Sin embargo, Chan siempre ha sido lo que p...