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— ¡Tú no puedes ser un maricón de mierda, YoonGi!
El pelinegro gruñó luego de escupir por la fuerte bofetada que su mamá le dio.
— ¡A ti te deben gustar las mujeres, debes salir con chicas!
Sabía que estaba enojado y podía hacer una locura en contra de su propia madre, por lo que decidió alejarla cuando ella quiso acercarse en busca de golpearlo o de gritarle en la cara.
— Mamá, me gustan los chicos — Sonrió — Dile a las chicas que yo paso.
— Pero tienes muchas pretendientes, YoonGi.
— Pero no me interesan — Respondió — Prefiero un gordo culo que comer y unos jugosos muslos que morder. ¡Soy gay, SuGein!
Su madre, obstinada y enojada negó entre lágrimas mientras buscaba tranquilizarse porque estaba demasiado alterada ante lo que había visto.
Mierda.
Encontró a su único hijo manoseando a otro chico en la habitación mientras le comía la boca como si estar con otro hombre era de lo más normal.
YoonGi debía casarse con una mujer, debía darle nietos, tener hijos, no fijarse en alguien que tenía lo mismo que él.
— ¿Ese chico... Ese chico es...?
— Ese chico es mi novio.
De lo más despreocupado posible, demostrando que le valía siete hectáreas de verga lo que ella decía, YoonGi sacó un cigarro del bolsillo y lo encendió solo para estrellarle todo el humo en la cara.
— Es atractivo, lo sé — Murmuró ronco — Me gusta lo femenino que se porta conmigo y me vuelve loco cuando la ropa se le pega por sus curvas.
— ¡Cállate, YoonGi!
— ¡Y amo comerle el culo, ¿cómo la ves?!
— ¡Lárgate de esta casa! — SuGein gritó encolerizada — ¡Lárgate antes de que tu papá venga y te mate!
— Dile a ese señor que venga y me la mame.
— ¡Respetas a tu papá!
— ¡Él no es mi papá, yo soy un Min y esa mierda no es nada! — Gruñó — ¡Y no le tengo miedo!
— ¡Todo esto es culpa de tus tíos! ¡Ellos te inculcaron estas cosas! ¡Ellos son unos maricas!
— ¡No me provoques, SuGein! — Masculló — ¡Con ellos no te metas!
— ¡Son unos maricas, poco hombres!
SuGein estaba muy histérica y eso le recordaba a su imbécil suegra, así que mejor decidió solo agarrar las llaves de su moto porque deseaba irse antes de ponerla en su lugar por hablar mal de sus tíos.
— Más tarde vengo por mis cosas y me importa una mierda si tu marido está aquí, hace mucho que lo he querido matar — Murmuró — Pero no sabes las ansias que tengo de ver cómo van a conseguir dinero si todo esto es mío.
— Es dinero sucio.
— Muy sucio pudo haber sido, pero lo aceptaste sin rechistar — Sonrió — Ahora a ver si el miserable sueldo de tu marido es suficiente para tu vanidad.
— YoonGi, espera...
— Les voy a dejar la casa, pero me devuelven los autos y dile adiós a tu cuenta bancaria — Avisó — Tengo dinero que invertir en mi chico.
Cuando se terminó el cigarrillo, le guiñó el ojo a su madre y después salió de ahí con una gran sonrisa.
