Ganado

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Enzo era un futbolista exitoso y admirado por muchos. Pero tenia sus cosas, el dia que conocio a Julieta habia vuelto con una chica a su hotel, que sorprendida por la decision del chico se habia puesto media ortiba al instante "Mejor lo dejamos para otro dia ¿Te parece?" Eran las palabras que escucho la rubia culona que se había elegido Enzo aquella noche, nunca en la vida de esta le habia pasado antes.

El jugador había recordado la figura, los rasgos, la voz y la buena onda de la chica nueva en el camino al hotel, lo que hizo que evitara cualquier contacto con la otra chica rechazada. Estaba dispuesto a conocer un poco más a la chica que tenía en mente desde la tarde.

Algo que se estaba cumpliendo, los dos en la misma casa luego de hacer una mini escapada de la misma que por chistes o verdades de sus amigos que arruinaron y no pudieron por darla de terminar.

Estando nuevamente en esta los dos tomaron un camino totalmente diferente, ya que al llegar la mansión estaba conquistado por una cantidad de mujeres hermosas acompañando brevemente a sus objetivos y un escenario montado con un dj y luces que hacían ver el gran espacio que tenía Leandro en una fiesta bresh improvisada.

Julieta decidio dejar a Enzo con la castaña que se habia echo presente entre ellos dos al momento que ingresaron al patio donde estaba la verdadera "fiesta privada" dirían los periodistas.

El se quedo con la castaña muy bien conocida por parte de el, Agostina su vecina habia sido invitada por parte de Julian su amigo que le parecio gracioso invitarla luego de enterarse por esta misma que habian vuelto hablar despues de tanto tiempo de no hablarse y verse desde que ellos habian vuelto de Qatar.

Agos se acercó a Enzo con una sonrisa en el rostro.

-Qué onda, cómo viniste?-fue la única frase que se me ocurrió decirle, apenas estábamos volviendo a hablar y ya estaba frente a mí.

-Nada, tranqui boludo,- respondió Agos, un poco agitada por haber corrido a mis brazos. -Julian me mandó un mensaje diciendo que venga y qué sé yo, ¡acá estoy!- Sonrie la castaña mientras hablaba. La escuchaba, sí, pero no podía dejar de mirar por sobre su hombro a Julieta, que estaba caminando en dirección donde se encontraba Brisa con unas chicas, amigas de ella quizás. -¿Qué pasa?-

-¿Qué?- Agos arqueó una ceja, mirando rápidamente hacia atrás. Pudo ver lo mismo que miraban mis ojos: la chica que había visto ingresar conmigo y luego volver a mirarme.

-Perdona, te dejo y anda a hablar con ella si quieres- sugirió Agos, como restándole importancia a que no le estuviera prestando atención, pero muriendose por tenerla.

Me rei envolviendola con mi brazo caminando hacia donde estaban todos, hubiese estado así con Julieta pero se hizo la otra y se fue derechito con la amiga y yo solo ni enpedo me quedo.

Encima que la noche estaba acompañada con esa brisa de viento leve que era hermosa, la música, los pibes y el fernet, no estaba para arruinarla.

Julieta caminaba hacia su amiga con paso decidido cuando, de repente, Lisandro se acercó a hablarle. Sus ojos chocaron al pecho de este.

-Que cara linda que tenés- dice el cuando ya la tiene enfrente, metiendo sus manos en los bolsillos de la bermuda negra que llevaba.

-Y vos qué huevos tenés para venir a decirme eso después de la llamadita que tiraron.- le tiró con una sonrisita de lado, cruzada de brazos.

La música cada vez más alta resonaba en todo el patio, haciendo que sea un poco complicado escuchar muy bien. Lisandro, aprovechando la situación, se acerca más hacia mi, susurándome al oído con una sonrisa traviesa.

Julieta se estremece ligeramente ante su cercania.

-Esa llamadita decía la verdad-, la confesión de Licha me había dejado los pelos de punta, su aliento cálido chocando contra mi cuello me puso la piel de gallina. Mi mente se debatía entre la atracción y la lealtad a Enzo. -Pero estás re enganchada con Enzo, así que mejor no me meto- susurro con un nudo en la garganta volviendo a su postura, sintiendo la lucha interna entre sus emociones.

Levanté mi miraba que estaba dedicada al pasto para ahora estar en sus ojos, sintiendo el latido acelerado de mi corazón resonar en mis oídos. Sus ojos buscaban los míos, y por un instante, el mundo se detuvo a nuestro alrededor. La intensidad del momento me dejó sin aliento, sin saber qué camino tomar en medio de esta encrucijada emocional.

Y sin darme cuenta nuestros labios estaban conectados.

Este se aleja, quedando a centímetros, y ella siente que su sonrisa todavía no desaparecía.

La magia de la noche prometía mucho más de lo que Julieta había imaginado.

El brillo de las luces de la fiesta iluminaba el rostro de Lisandro, y Julieta se sentía un poco atraída por su encanto y cautivada por su mirada, osea ya ni pensaba en Enzo, almenos en ese momento.

Mientras la música seguía sonando, ambos se perdían en una conversación animada y llena de complicidad. Julieta sabía que esta noche, con Lisandro a su lado, sería una de esas no tan aburrida.

La fiesta estaba llena de energía, con las últimas tendencias musicales de 2024 sonando en el ambiente.

Julieta y Lisandro continuaron disfrutando de la noche, sumergiéndose en la atmósfera festiva y compartiendo risas y miradas cómplices.

Por el otro lado, estaban los que tomaban y miraban. Enzo se encontraba en ese grupo, con la presencia de aquella vecina que le pareció incómodo que estuviera pero no aburrido.

-Porque no tomas un poquito mas y sacas esa cara de burro que tenes- dice su amigo sentandose al lado de el estirando sus brazos en el sofa.

-Y vos porque no dejas de invitar a gente que nadie te dijo que hace falta que inventes ¿Eh?.

-¿Lo decis por Agostina?

-No por tu hermana boludo, y si.

-Fua Enzo déjate de joder hermano, tenés a Agostina que hace banda quiere con vos y te quedas como perro guardián esperando a está piba que se va con cualquiera- Lo mire de reojo, aun que tenga razon yo no estaba pendiente de Julieta y mucho menos ahora que estaba con el pelotudo este de Lisandro.

-Cualquiera batis.

Levanto sus hombres y siguio de largo, no se iba a bajonear por la culpa de Enzo. "Que se curte" fue lo que pensé después de dejar nuevamente al juvenil solo.




Encuentro inesperado/ Enzo FernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora