Desde que llegaste

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Estaba desanimada, no tenia tantas ganas ya de estar rodeada de hombres exitosos en sus vidas, en especial a uno que juraria que intentaba hacerme la vida cada vez mas peor de lo que ya estaba. Perdiendome en el alcohol y las notas musicales que estaban en un buen volumen que para mi era altisimo, deje a Lisandro hablando solo y me encontraba caminando para la casa del ojiazul, sabiendo que para cruzar la puerta que separada esta misma con el patio tendria que pasar por al lado del que menos ahora queria ver, pero si sentir.

En ese instante fugaz, que tubo que atravesar Julieta, el bullicio de la fiesta se desvaneció alrededor de ellos al instante de sin queres chocar con el que menos queria ver, dejando solo espacio para la presencia magnética de la chica y el futbolista. Mientras el aroma embriagador los envolvía, sus miradas se encontraron con un destello de reconocimiento y complicidad. En medio de la elegancia y la exclusividad que los rodeaba, un atisbo de nostalgia se coló en sus cabezas, recordándoles las veces anteriores en las que estuvieron tan cerca de concluir algo que siempre parecía interrumpirse por circunstancias ajenas a ellos. En ese momento suspendido en el tiempo, ambos sintieron la inevitabilidad de su atracción mutua, una fuerza magnética que los había unido desde el primer dia que se cruzaron y que ahora parecía reclamar su atención una vez más, desafiando cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino.

Tras ese fugaz encuentro cargado de emociones y recuerdos entre Julieta y el tan amado Enzo, al parecer decidieron, por asi decirlo las miradas hablaban mas que las palabras, Enzo al ver caminar hacia adentro a la morocha decidio seguirla sin mas. Buscando un momento a solas para aclarar el momento tenso que estaban pasando, por acciones de parte de los dos. 

En un rincón apartado de la fiesta, rodeados por la elegancia y exclusividad del lugar, compartieron algunas palabras. 

-No veo la necesidad de pegarte tanto a un salame que sabes que lo tenes derramando saliva.- reclamo Enzo recordando la imagen que se habia tatuado en su cabeza luego de cerrar con seguro la puerta. Fueron las primeras palabras que se presentaron en la habitacion, el futbolista decidió abrir su corazón y expresarle a la chica sus celos y heridas emocionales. Con una mirada intensa, le recordó aquella ocasión en la que la vio bailando con Lisandro, una imagen que aún le generaba incomodidad y desconfianza. La chica, sorprendida por la acusación, sintió cómo la tensión crecía entre ellos.

-Ahhh, entonces vamos a encerrarnos y reclamar las cosas que ahora hacemos?!- dijo con un tono de burla Julieta.

-Si es necesario si, Julieta.

-Bueno entonces yo tampoco veo la necesidad de traer a esa mujer, que muy bien la conoces diria yo y que veo que es capaz de llamar la atencion de cualquiera para armar bardo.

En un intento por defenderse, la chica contraatacó recordándole al futbolista una situación del pasado vivido hace horas en la que para ella lo vio coquetear con su vecina, provocando un giro inesperado en la conversación. Las palabras cargadas de reproches resonaban en el espacio entre ellos, desafiando la fragilidad de su recién reavivada conexión.

-No tenes porque meterla ella en esto que empezaste vos.

-¿Me lo decis en serio?- su mirada cambio, sus cejas estaban fruncidas, no estaba entendiendo nada.- Ahora no tengo que meter a una mina que literamente se paro en mi cara y encaro al pibe que habia entrado acompañado por mi ??

-Estas batiendo cualquiera Julieta- las mismas expresiónes ahora se notaban en el femenino.-Agostina no me encaro, nomas se acerco a saludar y vos por tu cuenta propia te fuiste.

-Enzo conozco muy bien las intensiones de una mujer.  

A medida que discutían sobre estos eventos pasados llenos de celos y malentendidos, ambos se dieron cuenta de que debían enfrentar los errores y las decepciones del pasado si querían construir un futuro juntos. La conversación se volvía cada vez más intensa, poniendo a prueba su capacidad para perdonarse mutuamente y dejar atrás las acciones que los separaban. En medio de esta tormenta emocional, se abría la oportunidad para sanar viejas heridas y fortalecer su vínculo de una manera más profunda.

-No se nota la verdad, la conozco hace meses y nunca en la vida se paso de limite.- miente.

Tenia un nudo atado en su garganta, aguantando las ganas de putearlo hasta la muerte, de verdad Julieta sabia lo que decia. Por experiencia y conocimiento de ella misma, en su cabeza pasaba la idea de dejar de joder con este pibe, plantarse que era una mas para el, cortarla, dejar que haga su vida misma pero lamentablemente ahora el que mandaba en su estado, era su corazon. Los sentimientos que por no haber prestado atencion estaban aferrados a Enzo, las fantasias que tenia soñadas por cumplirlas con el, las noches abrazados frente a la tele viendo cualquier pelicula, los besos que faltaban marcar y todo lo imaginado para su historia no la dejaban de atormentar.

De las interrupciones del pasado que siempre parecían interponerse entre ellos, impidiéndoles concluir lo que habían empezado. En medio de la complicidad y la nostalgia, se abrieron el uno al otro de manera sincera y vulnerable, casi dejando de lado el poder que llevaban de alcohol en sus sangres, revelando sus opiniones y pensamientos más íntimos.

El silencio se hizo cómplice de sus confesiones mientras el tiempo parecía detenerse a su alrededor. En ese instante suspendido en el universo, tomaron una accion que marcaría el rumbo de su relación. ¿Darían una segunda oportunidad a lo que una vez tuvieron oportunidad de empezar o seguirían caminos separados? Las miradas entrelazadas reflejaban la incertidumbre y la esperanza de un futuro amarrados o la resignación de dejar atrás lo que una vez los unió.

El destino aguardaba expectante para revelar si estaban destinados a escribir juntos un nuevo capítulo en su historia o si era hora de cerrar el libro y emprender caminos distintos.

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⏰ Última actualización: Jul 13 ⏰

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Encuentro inesperado/ Enzo FernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora