good 4 u

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And good for you, it's like you never even met me
Remember when you swore to God I was the only person who ever got you?
Well, screw that and screw you
You will never have to hurt the way you know that I do

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mxrtin_horace ha comenzado a seguirte.

La pantalla del teléfono de Juanjo se iluminó a la vez que el chico echaba los macarrones al agua hirviendo, meciéndose al ritmo de Take On Me y berreando como quería y más en su apartamento del centro. Sabía que Naiara, su compañera de piso, no estaba en casa; y Lucas, por una vez, no se había colado de imprevisto en la vivienda que ambos maños compartían.

Habiéndose parado en seco, el chico comenzó a remover los macarrones en la olla con una mano mientras que su cuerpo se inclinaba hacia la encimera, donde reposaba su teléfono. Casi de inmediato, el semblante se le endureció y sus cejas se encorvaron con curiosidad. No había mucha gente que se llamase Martin (a no ser que Instagram no dejase poner tildes y se llamase Martín), pero si le faltaba algo para confirmarlo, el bigote que le recibió en la foto de perfil fue toda la confirmación que necesitó.

¿Ahora le aceptaba?

El simple hecho de verle la cara a través de un atajo de Instagram en forma de notificación le hizo negar con la cabeza con incredulidad. No había visto a ninguno de los amigos de Chiara desde que se vieron hacía unos días en el piso de Bea, y sin embargo creía poder recordar los rasgos de cada uno de ellos al detalle si cerraba los ojos y se ponía a ello.

Sobre todo los de Martin.

Cejas gruesas y pobladas (como el bigote), ojos grandes y curiosos; pestañas largas y un par de labios gruesos que había mirado más de la cuenta.

Fueran cuales fueran sus rasgos, Juanjo estaba seguro de que algo en él había hecho clic cuando ambos fueron a la cocina a por las bebidas. El maño no podía hacer más que recordar la sonrisa del vasco alrededor de la pajita cuando le recordó que no había aceptado su solicitud de amistad en Instagram. Supo en ese momento que lo había hecho a propósito, y pese a que desconocía el motivo, no era capaz de negar que sonrió levemente al darse cuenta.

Lo poco que recordaba era que Martin se había visto obligado a aceptarlo, y eso fue suficiente para calmar la curiosidad de Juanjo. No obstante, también eso le había hecho olvidar que el vasco nunca le devolvió el follow.

No hasta ese momento, claro.

Tuvo que apartar el pop-up del temporizador para apretar el dedo sobre la notificación, lo cual le llevó directamente a la página de Instagram del chico. Ya le seguía, por lo que ya había visto su perfil, pero aun así no dejaba de sorprenderle. Todos los posts (y no había demasiados) eran fotos de árboles, flores o el mar. Tan solo en una de ellas aparecía él, e incluso en ella se tapaba la cara con el teléfono en el espejo.

—El hippie este... —murmuró el maño al ver que la descripción de su perfil era simplemente el emoji de unas hojas flotando.

Un mensaje de WhatsApp del grupo que compartía con Naiara y Lucas le sacó de su ensimismamiento y lo presionó al instante, encontrándose con un mensaje del uruguayo donde avisaba a ambos maños de que se había encontrado con Álvaro en el supermercado y que le había propuesto salir a dar una vuelta por la playa después de comer.

No era como si tuviese nada mejor que hacer, así que respondió con un pulgar arriba seguido de dos puntos y el cierre de un paréntesis, simulando una sonrisa.

No se le ocurrió preguntar quién habría en esa quedada. Sin embargo, quizás fue mejor que no lo hiciese, ya que sus amigos podrían tomárselo como parte del tono antipático que tenía Juanjo siempre que alguien le molestaba. Ya lo había hecho más de una vez, al fin y al cabo: preguntar quién iba, y si alguien de los nombrados no le caía bien, se inventaba alguna excusa para no ir.

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