drivers license

1.5K 83 30
                                    

And all my friends are tired
Of hearing how much I miss you, but
I kinda feel sorry for them
'Cause they'll never know you the way that I do

---

Lo cierto era que la historia de Naiara había resultado acabar mucho mejor de lo que hubiera esperado. No bien, pero tampoco horriblemente mal.

Al menos, Lucas había esperado a que Naiara se despertase para irse por la puerta con el rabo entre las piernas, casi literalmente.

La maña le contó todo lo sucedido la noche anterior a su amigo y le pidió perdón unas 50 veces por no haberle traído al piso, cosa que el chico entendió enseguida: hacía tiempo que Naiara no se pegaba un meneo, y él no habría querido ser nadie para negárselo, fuera con quien fuera.

Pero si que apuntó alto, la desgraciada.

—Tía, pero eso ya es cuestión de tiempo... —Juanjo se encogió de hombros a medida que removía las verduras en la sartén con una cuchara de madera, alzando la voz ligeramente debido al sonido de la campana extractora. —Digo, no creo que ninguno de los dos se esperase lo que pasó anoche.

Naiara acababa de contarle que lo único que habían intercambiado cuando la maña se despertó fue miradas, y que no se había sentido tan incómoda en su vida.

—Ya, pero joder, qué menos que un "buenos días" o "qué buen polvo". —Naiara resopló y se aupó en la encimera, sentándose y dejando los pies colgando contra los cajones, usándolos de tambor con sus talones. —¿Y si la hemos cagado?

—Narilea, que te relajes, por Dios... No han pasado ni tres horas, verás como el wacho saca cojones, que ya lo conocemos los dos —suspiró el maño, usando su mano libre para darle un par de palmadas en el muslo a su compañera de piso—. Además, que te estoy aquí cocinando y aún no me has dado las gracias.

—¿Las gracias? Sí, maño, antes te pago por tus servicios —respondió la más mayor con ironía y se sacó las gafas de sol de la cara, las cuales se había puesto poco después de levantarse para combatir la fotofobia que le provocaba la resaca—. ¿Y tú? ¿Qué tal anoche?

—Pues durmiendo, chica. —Rio el castaño, bajando un poco el fuego.

—Sí, con el vasco buenorro.

—No vayas por ahí porque no ha pasado nada, eh —mintió a medias el jotero, apuntando a su amiga con un dedo acusatorio—. Somos amigos.

—Sí, amigos que se comen la polla. —La pelinegra siguió pinchando con los ojos entrecerrados, cosa que hizo reír a Juanjo. Pues ojalá, la verdad, pero no era el caso.

—Ay, de verdad. Si hubiera pasado algo te lo contaría. —De nuevo, mentía a medias, y se le rompía un poco el corazón después de que la chica le hubiese compartido su intimidad —aunque claro, se había visto forzada a ello cuando Juanjo llegó a casa con información externa de Bea y Martin sobre su lío con el uruguayo—.

—Pero te pone como un tren —afirmó sin dejar que el contrario objetase, cosa que hizo resoplar al chico—. Y te gusta, no nos olvidemos de eso.

—A ver... —La no-negación de Juanjo hizo que Naiara inhalara con fuerza y se tapara la boca con las manos. —Oye, ¿pero qué he dicho?

—Chico, ayer me lo negaste rotundamente y ahora me vienes con un "a ver"... Joder, tú a mí no me engañas, maño.

Se sostuvieron la mirada durante unos segundos en los que ambos trataban de aparentar seriedad, pero cuando Naiara rio Juanjo no tuvo más remedio que soltarlo todo. Al fin y al cabo, era la única persona que podía entenderle por el simple hecho de encontrarse en una situación similar.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 28 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

SOURDonde viven las historias. Descúbrelo ahora