Capitulo 9

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La noche de ayer hubiera sido excelente si mi lado posesivo y celoso no hubiera aparecido

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La noche de ayer hubiera sido excelente si mi lado posesivo y celoso no hubiera aparecido. Dos novios, a tenido dos putos novios y uno de ellos se a atrevido a tocarla, cuando me enteré de quien fue se quedara sin aparato reproductor de por vida por tocar a Mi mujer, no me importa hace cuanto fue eso.

Me dirijo temprano a entrenar para descargar un poco lo que sea que estoy sintiendo, yo... me siento extraña cada vez que la tengo cerca y no quiero echar a perder el avance que he tenido estos días, aunque la frustración sexual no se ha ido por más ejercicio que haga, pero golpear el saco de boxeo ayuda a aplacarla, así me la paso, matando mi cuerpo con las pesas que tengo aquí para tratar inútilmente de olvidar a la rubia que está durmiendo en una de las habitaciones de arriba, cierro los ojos y me concentro en trabajar mis brazos y espalda aumentando más la dificultad, el dolor en mis músculos me impulsa a seguir y no es hasta que levanto la mirada hacia el espejo que noto a cierto ángel observarme, su pelo cae suelto por su espalda, sus piernas están descubiertas y sus ojos están fijos en mi cuerpo, mi arrogancia se dispara a niveles exorbitantes cuando lo noto y en un movimiento muestro aún más mi espalda marcada sacándole un jadeo que mis oídos no llegan a escuchar.

— ¿Te gusta la vista, gatita?.

— No tanto, sabes— la rubia empezó a caminar hacia mi con lentitud, sus manos estaban atrás de su espalda y su mirada estaba en todos los lugares menos en mí— No me gustan los gimnasios, mucho menos la gente que exagera su cuerpo hasta llevarlo al extremo.

Alcé una de mis cejas con curiosidad.

— ¿Entonces que te gusta?— pregunté, dejando lo que estaba haciendo para concentrarme en ella.

— No lo sé, creo... que me gusta una chica que tiene uno después de todo.

— ¿La conozco?.

— Tal vez, es muy parecida a ti: Tiene una mirada que puede desarmarte en segundos, su piel es del color de la canela y se ve aún más hermosa cuando le da el sol, tiene unos labios carnosos que me resultan tan apetecibles, es fuerte, decidida, arrogante casi siempre, y una completa idiota la mayoría del tiempo, pero...— detuvo su descripción al quedar a centímetros de mí, sus labios dibujaban una media sonrisa, su dedo índice alzó aún más mi mentón, manteniendo mi vista en sus ojos aún cuando ella se había inclinado hasta casi rozar su nariz con la mía— Una maldita diosa del infierno si me lo preguntas.

— ¿Sabes lo que quiere esa diosa del infierno ahora mismo?.

Isa lo pensé unos momentos, sentándose descuidadamente sobre mis piernas.

— No.

— Quiere volver a tocar el puñetero cielo junto al ángel que una vez tuvo en sus manos— declaré, afirmando una de mis manos en su cintura desnuda, el pijama que tenía era demasiado corto a mi parecer y eso me encantaba, se veía tan linda y atrevida con él puesto.

— Los ángeles no se relacionan con demonios— habló aún más cerca de mis labios, empujando mi cuerpo hasta bajarlo completamente, mi espalda quedó pegada a la banca cubierta de cuero y mis piernas quedaron fuera apoyadas en el suelo, Isa estaba sobre mí con su centro apoyado en mi pelvis y me encantaba esa sensación.

Mi más anhelada tentación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora