Capitulo 31

1.7K 195 22
                                    

Detengo la reunión cuando Hernán entra, apartándome de mis socios para que no escuchen lo que él tiene para decirme y en cuanto las primeras palabras salen de sus labios me congelo, un frio me recorre desde las puntas de mis pies hasta subir por m...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Detengo la reunión cuando Hernán entra, apartándome de mis socios para que no escuchen lo que él tiene para decirme y en cuanto las primeras palabras salen de sus labios me congelo, un frio me recorre desde las puntas de mis pies hasta subir por mi columna y detenerse en mi cabeza, mis hombros se tensan, los puños de mis manos se cierran y mi mandíbula se contrae. Salgo dejando a todos desconcertados, no doy explicaciones, solo abandono el lugar con rapidez, sin importar el negocio de dejo atrás, subo al auto que me espera abajo y el hombre a mi lado conduce lo más rápido que puede, mi mente va a mil por hora, pero me reprendo cuando piensa lo peor.

— ¿Hace cuanto lo saben?— Preguntó con los ojos fijos en el camino. No me atrevo a llamarla porque sería una imprudencia, podría poner su vida en riesgo.

— Nos enteramos hace diez minutos, Señora. El señor Daycare ya está también en camino junto con lo demás.

Asentí aún con mi preocupación, la situación se me estaba saliendo de las manos, estaba perdiendo el control y ellos me lo hacían saber cada vez más, quieren que sepa que pueden tomar lo que quieran cuando quieran y yo no podre hacer nada al respecto. Lo odio, los odio a los dos, juro que esos malditos arderán en la tierra antes de llegar al mismo infierno, los haré pedazos y esta vez no habrá lazo ni misericordia de mi parte que los salve. Pero ahora mismo me preocupa más Isabella, ella y su familia está a solas con ellos, indefensos, a su merced.

— Señora Devora— pestañeo y con una mueca desdeñosa observo a Hernán, que no duda en señalar con la barbilla mi celular. Ni siquiera lo había escuchado, lo saco de mi bolsillo y al ver la pantalla mi nerviosismo aumenta.

Devora
¿Isabella, estás bien?

Isabella
Devora, Yoana estuvo aquí. Fue horrible.

Devora
¿Te hizo algo? ¿Te lastimó?— El silencio inundó la línea y me impaciente, estábamos cerca de su casa, pero aún faltaban unas cuadras.

Isabella
No, no, estoy bien. Carlos es el que salió herido... bueno golpeado, pero no es nada grave.

Devora
Isabella ya estoy llegando, posiblemente Axel llegue antes que yo. Por favor no salgas de la casa y no abras la puerta si no sabes quien es ¿Ok?

Isabella
Ok.

Devora
Te llamaré cuando esté cerca, no te muevas de ahí.

Colgué la llamada y a los pocos minutos bajé del auto, ya Daycare y sus hombres estaban allí, y junto a él estaba el padre de Isabella, parado en la puerta con los brazos cruzados, su mirada gélida cayó sobre mí, carente de gracia, no era de su agrado, se notaba a millas, no había necesidad de decírmelo para darme cuenta, el que fuera el padre de mi novia complicaba las cosas, si fuera cualquier otro ya lo hubiese reprendido por verme de ese modo, pero en este caso, las reglas cambian, y no a mi favor.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 15 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Mi más anhelada tentación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora