Otra perspectiva.

Capítulo 5: Confirmado, Nara es mi novio.

La ceremonia de bodas comienza.

No, bueno, en realidad algo pasa antes de eso.

Mis hermanos me ven tomada de la mano de Shikamaru y sus caras me dan muchas ganas de reír: Kankuro parece querer matarlo mientras que Gaara sonríe cruzado de brazos, con una mirada de «te lo dije, ¿no ves que siempre tengo la razón? Por algo soy el Kazekage».

—Bueno, ¿no vas a saludar a tus cuñados? —pregunto en un tono burlón mientras miro a Shikamaru.

—¿Algo que quieras decirme antes de que me vaya de este mundo? —contesta con un destello de temor en sus ojos, pero una sonrisa que me hace reír.

—Eres un idiota —digo risueña, su sonrisa crece.

—Y es por eso mismo que voy a arriesgarme —comenta agarrando mi mano con más fuerza haciendo que mi risa se detenga—. Haré todo lo que sea posible para estar contigo, Temari.

¿Ahora ven por qué estoy tan enamorada de este hombre? Siento que me arde el rostro y me imagino lo sonrojada que debo estar, ¡mierda! Desvío la mirada con una sonrisa que no me puedo sacar de la cara y siento que me lleva hasta allá.

Vuelvo a mirarlo y caminamos como si nada hasta donde están Gaara y Kankuro.

—Temari, ahí estás —dice Gaara—. Ya veo por qué no te habíamos encontrado…

—Gaara —Lo fulmino con la mirada—. Por supuesto que no iban a encontrarme, estaba con mi novio.

—¿TU QUÉ? —Kankuro palidece y una gran cantidad de personas voltean a vernos. Me río por eso y tomo valor para decirlo en voz alta.

—Shikamaru es mi novio —respondo.

—Espero que no les moleste, les prometo que cuidaré de ella —interviene Shikamaru con un poco de seriedad. Mi sonrisa se endulza por sus palabras.

—Ya lo sabemos —Gaara sonríe también—. Me pone feliz que finalmente estén juntos dados los intensos e insoportables berrinches y cambios de humor de Temari cuando las cosas entre ustedes no estaban claras.

—¡Oye! ¡Eso no pasó! —digo y luego desvío mi mirada con mi cara ardiendo. ¿Acaso ese pelirrojo se atrevía a exponerme así frente a mi novio?

Shikamaru y Kankuro se ríen por eso, mi hermano castaño toma la palabra.

—No te atrevas a lastimarla, Nara, porque será como cavar tu propia tumba —Su mirada sombría deja a Shikamaru congelado.

—No me atrevería a dañarla por nada del mundo —asegura Shikamaru—. Sé lo fuerte que es, no me metería con ella aunque quisiera. Me destruiría con tan sólo un jutsu.

Me río por sus palabras y no puedo dejar de mirarlo, no sé que tan ciertas sean sus afirmaciones, pero son lo suficientemente fuertes como para hacerme suspirar y quitarme el aliento. Cada vez que dice esa clase de cosas no puedo evitar sentir las mariposas revoloteando en mi estómago y tener esa sensación de que él es el indicado.

—Por lo visto has elegido al hombre correcto, hermana —comenta Gaara mientras va a sentarse en compañía de Kankuro.

—De eso estoy segura, hermanito —contesto siguiéndolo.

Mi mano sigue aferrada a la de Shikamaru y tomamos asiento junto a mis hermanos en una de las primeras filas.

Al lado de él está sentada Yuhi Kurenai, el amor del difunto maestro de Shikamaru, Asuma Sarutobi. La mujer tiene una pequeña niña sentada sobre el regazo, su pequeña hija Mirai, la sobrina de Shikamaru.

—¡Tío Shikamaru! —exclama la niña cuando lo ve y se abalanza sobre él.

—Hola, Mirai, es bueno verte —dice Shikamaru abrazándola—. Estás muy bonita con ese vestido, eh.