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Al amanecer, Daniel estaba en el baño terminando de darse una ducha, para su mala suerte había olvidado la toalla

"Amor ¿Puedes pasarme una toalla?" Preguntó en voz alta mientras se paraba junto a la puerta con su miembro totalmente expuesto, esperando ser escuchado por Beatriz

"Si querido, ya voy" respondió Beatriz quién estaba con el cabello alborotado y con las piernas adoloridas

Aparecio por el pasillo con la toalla en la mano, casi cojeando

Al levantar la mirada fue espléndida la imagen ante sus ojos, era como admirar a un dios griego completamente desnudo esperando la toalla con la mano extendida

Ella podía ver en su rostro una mirada y expresión como de alguna travesura, ella un poco sonrojada extendió la mano para darle la toalla, al mirar su pícara sonrisa entendió cual era la intención de Daniel

Al darle la toalla el la tomo del brazo jalándola hacia adentro del baño

"¡Nooo! Daniel" dijo entre risas mientras estaba siendo arrastrada adentro con el

"Venga pa' acá" dijo Daniel mientras cerraba la puerta quedando encerrado con ella

Beatriz apenas se levantaba, el cabello lo tenía muy alborotado, las gafas chuecas y el tirante de su blusa a un costado de su hombro

"Que sexy te ves" dijo Daniel para luego estrellar sus labios contra los de ella y aprisionarla con ambas manos hacia su anatomía

"Umm, no creo, soy un desastre" dijo sin separarse de los labios de Daniel

"Eres mi desastre" Dijo haciendo énfasis como muestra de posesividad

Sin decir más se apresuro a besar su cuello dejando una gran marca rojiza.

Después de juguetear un rato sin pasar más allá de los besos Beatriz le pidió un poco de privacidad para bañarse, Daniel accedió sin reproches.

Mientras ella se duchaba Daniel se miraba en el espejo, su cabello húmedo y sin su camisa únicamente en pantalones, veía esas marcas en su cuerpo una y otra vez y no entendía porque Beatriz le amaba tanto

"Soy un monstruo, lleno de cicatrices, marcas, heridas ¿Como le puedo gustar a alguien?"

Se dijo así mismo y en voz baja, Beatriz logro escuchar todo desde el baño, se apresuro para terminar y salir rápido

Daniel no pudo con tantas cosas en su mente, el miedo de que Beatriz lo dejase lo heria por dentro, sus ojos estaban rojos porque había estado aguantando sus lágrimas, no pudo más, sus lágrimas lo traicionaron, verse débil frente al espejo lo hizo recordar las veces en que margarita lo maltrataba, todo sucedió muy rápido, Daniel se hizo unos rasguños con las dos manos sobre su pecho, los rasguños se hicieron rojizos y con algunas gotas de sangre, estaba agitado, desesperado y a punto de hacer un desastre, permaneció quieto frente al espejo tratando de nivelar su respiración.

𝑺𝒆𝒎𝒑𝒊𝒕𝒆𝒓𝒏𝒐, 𝑫𝒆 𝒓𝒐𝒅𝒊𝒍𝒍𝒂𝒔 𝒂𝒏𝒕𝒆 𝒕𝒊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora