xliv. too close to the stars

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xliv. demasiado cerca de las estrellas

A Margaery no se le fue la emoción de ser nombrada embajadora ni siquiera después de la cena compartida entre ella, Angelica, Colette, Andrew, su tía Daenerys, Kieran Whitehouse y Maeve Severn

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A Margaery no se le fue la emoción de ser nombrada embajadora ni siquiera después de la cena compartida entre ella, Angelica, Colette, Andrew, su tía Daenerys, Kieran Whitehouse y Maeve Severn. Aunque estos dos últimos bajaron las expectativas de las tres menores.

—Es la responsabilidad más grande que se les ha otorgado en su vida —habló Whitehouse—. Esto no es cuidar de otros estudiantes en la escuela, esto es velar por la integridad de un país. Un error —una pausa—, aunque sea el más mínimo, y pueden desatar una crisis.

—A mi me dijeron cosas peores —trató de consolarlas Andrew,  cuando se quedaron solos en la sala.

—¿O sea que puede pasar algo peor que eso? —preguntó Angelica, con un tono de ultratumba.

—Sí. O sea, lo que quiero decir es que sí hay cosas peores pero eso no significa que pued...

—No estás ayudando, Andy —murmuró Margaery cuando Angelica se tapó la cara con las manos.

Sin importar su reciente felicidad, Margaery durmió mal esa noche. Sesiones en el senado entraban y salían de sus sueños, pero nunca eran por algo bueno; Alyssane quemaba Lyonesse, y ella vagaba por un bosque terrorífico; y una vez más, Margaery iba por un pasillo que terminaba en una sala destruida con cenizas simulando nieve. Despertó sobresaltada y vio que Colette ya se había vestido y estaba hablándole. 

—... date prisa, la señora Weasley está histérica, dice que vamos a perder el tren... 

En la casa había mucho jaleo. Por lo que pudo oír mientras se vestía a toda velocidad, Margaery comprendió que Fred y George habían encantado sus baúles para que bajaran la escalera volando, ahorrándose así la molestia de transportarlos, y éstos habían golpeado a Elizabeth y la habían hecho bajar dos tramos de escalones rodando hasta el vestíbulo; la señora Black y la señora Weasley gritaban a voz en cuello. 

—¡... PODRÍAIS HABERLE HECHO DAÑO DE VERDAD, IDIOTAS! 

—¡... MESTIZOS PODRIDOS, MANCILLANDO LA CASA DE MIS PADRES!

—Lettie, ¿por qué no puedo ir con ustedes? —preguntó Paulette, sentada en el alféizar de la ventana.

—Porque aun eres muy pequeña, Pauli —dijo Colette, agarrando su chaqueta.

—Pero quiero ir —protestó la más pequeña.

—Irás el año que viene.

—Ustedes dos apurense —en ese momento Angelica entraba por la puerta—. ¿Ya están listas?

—Casi. ¿Cómo está Lizzie? —preguntó Margaery, tratando de peinarse.

—La señora Weasley ya la ha curado. Pero ahora Ojoloco dice que no podemos irnos hasta que llegue Sturgis Podmore porque en la guardia falta un miembro.

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