lxvii. Brocéliande

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lxvii. Brocéliande

Margaery estaba segura de que en su cuerpo no cabía más estrés

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Margaery estaba segura de que en su cuerpo no cabía más estrés.

Maeve Severn era la persona más ocupada en la historia. Margaery tenía que organizar papeles, documentos y miles de otras cosas que casi no tenía el tiempo de leer en detalle. Pasaba la mitad del tiempo en su habitación y la otra mitad en la biblioteca. Y todo por un propósito, uno solo. No cambiaba, ni siquiera un día. Margaery había leído tantas veces la palabra "aprobación", "permiso", "consentimiento" o miles de palabras que era tan difíciles que no podía ni pensarlas sin que le provocara dolor de cabeza.

Su día era simple, monótono y aburrido: el despertador sonaba a las siete, desayunaba, pasaba la mañana en su habitación arreglando horarios y reuniones, almorzaba, pasaba el resto de la tarde entre la biblioteca o el despacho de la señorita Severn redactando informes y discursos y cuando llegaba la hora de cenar estaba tan cansada que se tragaba la comida y huía a su habitación, porque el correo seguramente había llegado esa tarde y Margaery no soportaba el hecho de aplazar una carta de su madre o de Harry.

Querida Margaery;

¿Qué tal tus primeros días? Espero que no te hayan agobiado mucho, sé que el Senado puede ser muy duro a veces.

Por aquí estamos bien; Catherine va a venir a pasar unas semanas con nosotros y Harry se pasea por la casa como un viento, arreglando cualquier cosa que esté un milímetro corrida. Espero que puedas venir unos días antes del inicio de clases, los Weasley nos han invitado a esa tienda que Fred y George han iniciado. También espero que puedas venir para tu cumpleaños y si no puedes no te preocupes, iré yo misma a sacarte del senado. 

Ha...

Luego sus ojos, inconscientemente, pasaban a otro documento que tenía por ahí.

21 de junio de 1996, Pool-on-the-Floor, Paimpol, Camelot

Su Excelencia;

Lamento que la situación haya tenido que escalar hasta tal punto, pero me encuentro...

...La necesidad de esta medida, en opinión del Senador Alstroba, no ha sido disminuida por la última carta de la Presidente, ni por ninguna comunicación que se haya recibido desde entonces. En consecuencia, se me hace menester que le entregue un mensaje tan pronto como le resulte conveniente recibirlo. Le ruego, pues, que tenga la bondad de informarme a qué hora puedo tener el placer de verle.

Su más obediente y muy humil...

Y luego a otra

Sr. Van Bloric;

No soy la razón por la que nadie confía en el Senador Alstroba. Nadie sabe en lo que cree y no seré ambigua en mis opiniones pues soy bien conocida por expresarlas públicamente...

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