SPY X FAMILY - SIEMPRE SERÁS MI FAMILIA

#20 Pregunta 3.- ¿Entonces así es cómo debe sentirse?

> ¿Estás bien? – Preguntaría Damian, quien seguía pegado a Anya.

> ... Sí... gracias... - Lo miraba intensamente. Comenzaba a sentir calor en sus mejillas.

>Tienes que tener más cuidado con lo que haces. Has provocado un desastre. – Y por fin se separaría de ella, sintiéndose un tanto asqueado por toda la comida que le había caído encima.

>Perdón... tuviste que protegerme. – Jugando con sus dedos, mirando ahora hacia abajo. Se sentía muy avergonzada por lo que hizo.

>Bueno, supongo que es mi culpa también por no explicarte lo del botón. Me había olvidado de él.

> ¿No se lastimaron tus sirvientas?

> ¿Uhm? ¡Hey! ¡Muchachas! ¡¿Están bien?! – Pese a su tono de voz, lo preguntó con bastante calma.

> ¡Estamos bien, mi señor Damian! – Responderían todas a la vez, como si nada y denotando una gran sonrisa, a pesar de que todas se habían llevado un leve golpe ya sea en el rostro o en la cabeza.

En respuesta a eso, Damian voltería a ver a Anya con una sonrisa, como dándole a entender que se sentía orgulloso por la fuerza de sus sirvientas.

Anya se sintió inmediatamente feliz al saber que todos estaban bien y que nadie se había lastimado de verdad.

> ¡QUÉ BUENO! – Diría ella.

Volvamos ahora con Yor y la madre de Damian...

> ¡La segunda fase de mi tratamiento de belleza, consiste en encontrar el tipo de ropa que mejor se adapte a tu estilo y a las curvaturas de tu cuerpo!

> ¡¿Curvaturas?!

>Mi señora cree firmemente que el atractivo del cuerpo no vale de nada si no sabes explotarlo correctamente con una vestimenta que le sienta bien.

> ¡Exactamente, Clementina! Y es por eso que ahora nos daremos a la tarea de buscar de entre todo mi repertorio de ropa, algún vestido apropiado para tu hermoso cuerpo, señora Yor.

Fue entonces cuando Yor prestó más atención al lugar en el que se encontraban. Rezaba a Dios porque sus sospechas no fueran ciertas.

Aquella "habitación", si podemos decirle así, consistía básicamente en un único closet gigante que abarcaba el 100% del espacio de la habitación. Si volteabas a la derecha, veías ropa, si volteabas a la izquierda, había más ropa, e incluso si sólo te quedabas mirando hacia el frente, podías observar toneladas de ropa.

Pero lo peor de todo, era no sólo lo extenso del cuarto, sino la altura del mismo, y no era para menos, pues el closet medía tres pisos de alto, habiendo entonces tres niveles donde lo único que podías encontrarte era ropa por todos lados.

>Cada que entro a esta habitación, no puedo evitar que se me dibuje una sonrisa en el rostro. – Diría Clementina.

>Te entiendo. – Respondería la señora Desmond.

>Por cierto, desde una vez te lo digo. De aquí no te irás hasta que te pruebes al menos treinta vestidos. – Dirigiéndose a Yor.

Al final, sus sospechas terminaron siendo ciertas.

Yor, que no era particularmente aficionada a la moda, tendría que sufrir dentro de ese cuarto hasta que la señora Desmond estuviera satisfecha.

>J-jeje... qué... qu-qué emoción...

Volvamos otra vez con Anya...

¿Cuál era la siguiente sorpresa que tenía Damian preparada para ella?