"¿Cómo una persona puede saberlo todo a los 18
pero nada a los 22?"Nothing New - Taylor Swift FT. Phoebe Bridgers
narrador omnisciente
Tres de Julio. Para muchos una fecha simple, sin mucha importancia, había nacido Patrick Wilson; el Señor Warren en la Saga del Conjuro, pero para los chicos de La Sociedad de la Nieve era el cumpleaños de una de sus personas favoritas.
Esa chica castaña que los había cuidado y querido apesar de que a la mitad de ellos les tocó con Briana. Hace veintidos años nació su swiftie preferida y el ser humano más dulce del mundo.
Ahí estaban ellos, en el patio de la casa de los papás de Delfina festejando su cumpleaños, aunque ninguno sabía dónde se había metido Matías. Lo llamaron, le escribieron y hasta se les ocurrió mandarle mensajes de texto.
Pensaron que, tal vez, estnba comprandole un regalo de último momento a la chica que se pasó dos horas preguntandoles si tenían alguna idea de dónde se encontraba su enamorado.
Pero Delfi no podía distraerse tanto. Tenía que atender a sus familiares y amigos. Repartía pizzas de acá para allá, su papá era encargado de las hamburguesas y sus dos hermanitos de los panchos.
Sus amigos del cast se reían al ver lo idénticos que eran los nenes a Delfina, desde la actitud hasta la manera en la que caminaban, era literalmente ver a Delfi chiquita, Delfi nene, Delfi mamá y Delfi papá.
Cuando al fin pudo liberarse un poco fue a sentarse con ellos a tomar una jarra de smirnoff, mientras que un par se hacían los importantes tomando latas de cerveza. Miraba de vez en cuando su celular espérando el mensaje de Matías que no había llegado todavía.
El hecho de estar así; espérandolo, le hizo sentir como una tonta.
Esteban se le acercó para preguntarle más intimamente si estaba bien, recibiendo un asentimiento y una sonrisa como respuesta.
La verdad que no estaba bien. La persona que más esperó todo el día no apareció y ya casi eran las doce del cuatro de Julio. Sus veintidos no eran "22", eran "Nothing New".A las doce y diez cantaron la torta, y se sintió querida por todos los presentes. Siendo la foto con los chicos del cast lo que más le emocionó, sumándole que también estaba Briana, con un rubio cobrizo que le quedaba hermoso.
—¡¿Taylor no tiene una canción de feliz cumpleaños?!— gritó Esteban para que todos la escuchasen.
—¡Si!— respondió Juani y fue directo al parlante a poner "22" y hacerlos reír a los que la conocían.
Entre chiste y chiste volvieron a sentarse, comieron algunas cosas dulces que habían, interactuaron más con los culpables de la tierna personalidad de Delfi y siguieron tomando unas cuantas jarras, pero tránquilos; el objetivo era divertirse como siempre.
Cuando el reloj marcó la una y media de la madrugada los que no estaban dandole la espalda a la puerta que daba a la casa pudieron visualizar a Matías llegando. Tarde, pero llegando.
Saludó con un abrazo a los que no había visto tanto y con un beso a los que se bancaba bastante seguido, solo que cuando quiso besar a Delfina ella le corrió la cara y lo miró enojada. De esas miradas que tu mamá te daba cuando te mandabas una cagada y por una vez tenía compasión de no retarte frente a todos.
—Perdoname, corazón...— él le dice sentandose junto a ella en el banco, manteniendo la distancia entre ambos— Tenía unas cosas que hacer.
—¿Te pensas que soy pelotuda? ¿Dónde mierda estabas?— le responde Delfina con un tono que le dió miedo a los que llegaron a escuchar por la música.
—Fui hasta Capital y se me rompió el auto, perdoname— acota siendo honesto y con una mirada de puro arrepentimiento— Feliz cumpleaños, mi vida.
—Fue ayer.
Ninguno dice nada más y el resto empieza a charlar para aliviar el ambiente, obvio que incluyendo a los enamorados para tratar de relajarlos a ellos también.
Delfina se despide de todos con un abrazo, una sonrisa y agradecimientos por haber asistido, incluso a los uruguayos que habían ido esa noche solo por ella, cosa que le emocionó mucho.
Matías seguía ahí, espérando poder hablar mejor con ella apesar de que estuviese enojada con él y parecía ni siquiera querer verlo.
Ayudó a los papás de Delfi a limpiar afuera mientras Delfina y sus hermanitos limpiaban adentro. Matías ya los conocía, asi que no era incómodo estar en un ambiente silencioso, donde ninguno sabía exactamente qué decir.
Una vez que terminaron y los mayores se fueron a dormir; solo quedaron los tres hermanos Herrera y Matías en la cocina, picoteando sanguchitos de miga.
—¿Mati me pasas otro sanguchito?— preguntó Daiana, la menor de los tres. Recalt obedeció y le pasó un sanguchito.
—Tenés que ir a dormir vos ya, amor— Delfi se acercó a su hermanita para peinarle bien el flequillo con los dedos— Dale, bajate de ahí que te dejo las cosas para que comas mañana
—Fua, ¿en serio?— ahora fue el turno de Dylan de hablar y la mayor asintió— Bien ahí, te re portaste.
Ella rió por la felicidad de sus hermanos al saber que tenían comida de cumpleaños para toda la semana y les dió un beso en el cachete a cada uno de despedida.
Se quedó sola con Matías y trató de ignorarlo pasando un trapo con lavandina en toda la mesada para desinfectarla.
—No te pongas así, Del— él la abrazó por atrás y besó su hombro— Ya te dije lo que me pasó.
—Pudiste haberme mandado un mensaje como minimo, ¿no?— responde sin siquiera voltear a verlo e ignorando por completo la muestra de afecto— Toda la noche estuvimos escribiendote.
—Estaba sin batería— dice rápido con su tono triste de voz— Perdoname.
—¿Qué mierda hacías en Capital? Si se puede saber— exclama irónicamente.
—Tuve que ir a buscar unas cosas.
—¿Todo el día para buscar unas cosas?
Recalt soltó un cansado suspiro. Delfina podía ser terrible hija de puta y recién ahora lo estaba descubriendo.
—Ni yo pensé que iba a tardarme tanto— negó con la cabeza aunque ella no lo viese— De verdad, perdoname. Vos sabes que nunca hubiese faltado a tu cumpleaños.
—Bueno...— rueda los ojos con cansancio— Que no vuelva a pasar porque la próxima no llegas ni a la esquina del voleo en el ojete que te voy a dar.
—No, mi vida— suelta una risa.
—Te amo.