Capítulo II

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Jere se sintió desesperado. "Porque te conozco, Jairo. Te conozco desde hace años. Sabes que no soy capaz de hacer algo así a propósito".

Jairo se levantó del sofá y se acercó a la ventana, mirando hacia afuera. "Necesito tiempo para pensar", dijo finalmente. "No puedo perdonarte tan fácilmente, Jere"

Jere perdido en sus sentimientos fijo si vista en el conjunto Puma x BMW que Jairo llevaba puesto, y de repente, una oleada de emociones lo invadió. Se acordó del día que se lo había regalado, del cumpleaños de Jairo, de la sonrisa que había visto en su rostro cuando se lo había dado.

"Jairo...", dijo Jere, su voz temblando ligeramente. "¿Te acuerdas de cuándo te regalé esto?"

Jairo se miró el conjunto y sonrió ligeramente.

"Sí, me acuerdo", dijo. "Fue mi cumpleaños. Me encantó el regalo".

Jere se sintió abrumado por la emoción. Ver a Jairo llevando puesto el regalo que le había dado, después de todo lo que había pasado, significaba mucho para él.

"Jairo, no sé qué decir", dijo Jere, tratando de contener las lágrimas. "Significa mucho para mí que todavía lo uses".

Jairo se acercó a Jere y lo abrazó.

"Jere, siempre te he valorado como amigo", dijo. "Y aunque las cosas han sido difíciles, no puedo olvidar los buenos momentos que hemos compartido".

Jere se sintió aliviado y feliz al mismo tiempo. Sabía que todavía había mucho que arreglar, pero en ese momento, se dio cuenta de que la amistad que tenían era más fuerte que cualquier obstáculo.

"¿Me perdonas?", pregunto el menor sin ver a la cara del mayor preparándose mentalmente para cualquier respuesta.

"Jere, quiero que sepas que te perdono", dijo Jairo, mirándolo a los ojos con una mezcla de emoción y determinación. "Sé que lo que hiciste me dolió mucho, pero también sé que eres mi amigo y que mereces una segunda oportunidad".

"Jairo, no sé qué decir", respondió Jere, con la voz temblando de emoción. "Me siento tan mal por lo que hice... no sé cómo pude ser tan estúpido".

"No fue estupidez, Jere", dijo Jairo, sacudiendo la cabeza. "Fue un error, y todos cometemos errores. Lo importante es que aprendamos de ellos y sigamos adelante".

"Gracias, Jairo", dijo Jere, con lágrimas en los ojos. "Significa mucho para mí que me perdones. No sé qué hubiera hecho si no hubieras podido perdonarme".

"No tienes que agradecerme, Jere", dijo Jairo, sonriendo. "Somos amigos, y los amigos se perdonan entre sí. Ahora, vamos a dejar el pasado atrás y a mirar hacia el futuro, ¿de acuerdo?"

"De acuerdo", dijo Jere, asintiendo con la cabeza.

"Bueno, creo que hemos hablado suficiente del pasado por hoy", dijo Jairo, sonriendo y dando vuelta la página "¿Qué te parece si nos olvidamos del pasado por un rato y hacemos algo más divertido?"

"¿Como qué?", preguntó Jere, curioso.

"Como ver una película", respondió Jairo, levantándose de su silla.

"Me parece", exclamó Jere, sonriendo, Jairo sonrió y le hizo un gesto a Jere para que lo siguiera.

"Pero veámosla en mi pieza sipo' que quero' descansar", dijo. "¿Cuál quieres ver mi querido amigo?".

Jere se levantó y siguió a Jairo, sintiendo una sensación de alivio y felicidad. Sabía que su amistad había superado un obstáculo importante y que ahora podían seguir adelante, disfrutando de momentos divertidos juntos.

Ya habiendo elegido la película mientras la veían Jere no podía evitar pensar en la palabra "amigo" y cómo Jairo la había usado para describir su relación. En su interior, Jere sentía algo más que amistad hacia Jairo, algo que había estado tratando de ignorar durante mucho tiempo.

"¿Por qué me siento así?", se preguntaba Jere. "¿Por qué mi corazón late más rápido cuando Jairo está cerca?" "¿Por qué me siento tan feliz cuando estamos juntos?"

Jere sabía que sus sentimientos hacia Jairo iban más allá de la amistad, pero tenía miedo de admitirlo, incluso para sí mismo. Temía que si expresaba sus verdaderos sentimientos, podría arruinar la amistad que tanto valoraba.

Así que Jere siguió viendo la película, sonriendo y riendo en los momentos adecuados, mientras en su interior luchaba con sus emociones y se preguntaba qué significaban realmente para él.

A medida que la película avanzaba, Jere se fue sintiendo cada vez más cómodo y relajado. La calidez que transmitía el cuerpo de Jairo y el sonido de su respiración lo hicieron sentir seguro y protegido.

Sin darse cuenta, Jere comenzó a sentir sus ojos pesados y su cabeza se inclinó hacia adelante. Jairo, que estaba absorto en la película, no se dio cuenta de que Jere se estaba durmiendo.

Poco a poco, Jere se fue deslizando hacia el lado de Jairo, hasta que finalmente se encontró descansando en su pecho. Jairo, al sentir el peso de Jere en su pecho, se dio cuenta de lo que estaba sucediendo y sonrió.

"Voh' no durai' na' despierto", susurró Jairo, rodeando a Jere con sus brazos.

Y así, Jere se quedó dormido en el pecho de Jairo, sintiéndose seguro y protegido en los brazos de su amigo. La película siguió reproduciéndose, pero Jairo ya no estaba prestando atención. Solo estaba disfrutando del momento, con su amigo dormido en sus brazos.

Jairo se quedó sentado en silencio por un rato, disfrutando de la calidez del cuerpo de Jere en su pecho. Luego, con cuidado, se levantó del sofá y llevó a Jere a la habitación en la cual dormían las visitas que el mayor recibía.

Lo acostó en la cama y se sentó a su lado, mirándolo mientras dormía. Jairo no podía evitar sentir una sensación de ternura y protección hacia su amigo.

Después de un rato, Jairo se levantó y fue a buscar una manta para cubrir a Jere. Al regresar, se dio cuenta de que Jere se había movido y ahora estaba de lado, con la mano debajo de la mejilla.

Jairo sonrió y se sentó a su lado de nuevo. Sin pensarlo, extendió su mano y acarició el cabello de Jere. Jere se movió ligeramente, pero no se despertó.

Jairo se quedó sentado allí por un rato, acariciando el cabello de Jere y mirándolo mientras dormía. Se sentía en paz, como si todo estuviera bien en el mundo.

Finalmente, Jairo se levantó y se fue a dormir en su propia cama, pero no podía sacar de su mente la imagen de Jere durmiendo en su cama, con su mano debajo de la mejilla.

Jairo no podía sacar de su mente la imagen de Jere durmiendo en su cama, con su mano debajo de la mejilla. Se sentía un poco confundido por sus sentimientos, pero no podía negar que se sentía atraído por su amigo.

Mientras desayunaban, Jairo no podía evitar mirar a Jere, observando la forma en que comía, la forma en que sonreía, la forma en que se reía. Se sentía como si estuviera viendo a Jere por primera vez, como si hubiera descubierto algo nuevo en él.

Jere, por su parte, no parecía darse cuenta de los sentimientos de Jairo. Estaba demasiado ocupado disfrutando del desayuno y la compañía de su amigo.

Después de desayunar, Jairo y Jere decidieron pasar el día juntos, hacer algo divertido. Pero Jairo no podía sacar de su mente la sensación de que algo había cambiado entre ellos, algo que no podía explicar.

𝐀𝐩𝐨𝐤𝐚𝐥𝐮𝐳 (𝐉𝐚𝐢𝐫𝐨 𝐕𝐞𝐫𝐚 𝐱 𝐉𝐞𝐫𝐞 𝐊𝐥𝐞𝐢𝐧)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora