Lejos de ser perfecta, no tenía un rostro genuinamente dulce de rasgos muy femeninos, no tenía ese comportamiento sumiso que se había puesto como objetivo encontrar, no era callada, no era del todo elegante y discreta, estaba tan lejos de los puntos que se había dispuesto a encontrar en una mujer.
Pero le gustaba tanto esa chica, esos cabellos castaños, esos ojos saltones, lo fácil que invertía su papel, de presa a depredadora, de depredadora a presa y así en un ciclo sin fin. Con días de verse en secreto no llegaban a nada realmente, solo intimidad casual, no les convenía hablar o contarlo a ninguno de los dos.
Coriolanus la tenía tranquilamente en sus brazos, ella descansaba sobre su pecho mientras acariciaba la piel desnuda y expuesta por la camisa con algunos botones abiertos, era mejor no hablar, encajaban mejor sin hablar ni expresar absolutamente nada el uno del otro, Anatolia se sentía relajada mientras el pasaba sus manos por su cuero cabelludo dando un suave masaje; no había amor, el no la amaba, ella no lo amaba, sus personalidades y veneno nunca se llevarían bien, pero sus cuerpos si, la carne puede ser bastante débil, el placer sexual iba más haya de que Coriolanus la embistiera o ella se quitará el sujetador.
En tantos días conociéndose sabían sus puntos débiles, la carne más sensible, su sabor, su reacción, las expresiones al llegar al orgasmo, los gemidos de placer, los de molestia, sus posiciones favoritas, ambos ya tenían una imagen mental el uno del otro completamente desnudos y cada detalle de sus cuerpos, era agradable, no era amor, pero si una retorcida especie de deseo, eso era algo real.
Ambos se necesitaban mutuamente para sus objetivos, Anatolia era la palanca para Coriolanus, lo llevaría al éxito, a la riqueza, al poder; Coriolanus era su palanca para destruir a Gaul y a su lado los juegos, la diferencia, Anatolia era consciente de lo que Coriolanus planeaba con ella y como usarla, ella nunca podría amarlo, le debía la vida por aquel atentando en la arena, le debía haberlo desterrado... Una deuda de vida siempre sería más grande y fuerte que un estúpido romance.
Coriolanus no entendía del todo bien lo que Anatolia quería de el, ella no solo estaba con el por el sexo, pero esos ojos saltones eran imposibles de leer a veces, no sabía si ella quería matarlo, o hacer que el matara a Gaul, solo sabía que un día lo usaría, ella estaba pagando sus deudas, estaba dejando usarse de escalón por el sin oponerse... Eso no era claramente algo bueno, ambos eran tan difíciles de entender, seguramente preferían morir que hablar.
Anatolia levantó su vista para mirarlo a los ojos, Coriolanus dió una pequeña media sonrisa mientras ella besaba suavemente su pecho, el paso sus dedos por sus mejillas, sus labios pintados de un lindo rosa coral eran irresistibles, ese aroma de algodón de azúcar bañaba el aire de la habitación y era melosamente agradable a su olfato.
—¿Qué se supone qué es esto? ¿Qué somos? —preguntó Coriolanus mirándola a los ojos, el la veía como suya, pero no sabía como lo veía ella.
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𝙏𝙝𝙚 𝙑𝙞𝙘𝙩𝙤𝙧 ||Coriolanus Snow [#1: El inicio de todo] (En Edición)
أدب الهواةCoriolanus Snow nunca pudo tener todo el control de la situación, ni siempre pudo caer de pie o estar en la cima sin un obstáculo, un obstáculo que el mismo puso en su camino sin darse cuenta. ❄️Si leíste el libro y viste la película entenderás algu...