Capítulo 19

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Dylan abrió los ojos lentamente, estando profundamente desorientado. El entorno que le rodeaba le era desconocido, y la falta de conciencia del tiempo lo llevó a una confusión inicial sobre dónde se encontraba y qué había sucedido.

Las luces fluorescentes, desgastadas por el tiempo, temblaban intermitentemente, arrojando sombras inquietantes en las paredes desconchadas. La iluminación era insuficiente, dando a la sala un aspecto sombrío y lúgubre. Las paredes mostraban signos evidentes de descuido, con pintura descascarada y manchas de humedad. La decadencia estructural es palpable, revelando una falta de recursos para el mantenimiento básico.

A su lado había camas simples y desgastadas, con colchones finos que apenas proporcionan comodidad. Las sábanas, aunque limpias, habían perdido su blancura original y mostraban signos de desgaste. A su vez, de forma tenue, observaba un equipo médico básico y rudimentario con máquinas antiguas y monitores desactualizados. Las conexiones de cables eran visibles y, en algunos casos, estaban sujetas con cinta adhesiva en un intento de mantenerlas operativas.

Entonces, Dylan sintió una sensación de asombro al percatarse de una presencia divina sentada en una silla a su vera. La percepción de Dios puede ser abrumadora y estar acompañada de una sensación de maravilla frente a lo inexplicable. Con ella sintió una profunda sensación de paz, como si toda ansiedad y temor desaparecieran de repente. 

- Dylan: Así que este es mi fin eh... por lo menos... he ido al cielo. ¿Será verdad el Valhalla? Mujeres y bebida... no es una mala idea...

- Alexy: ¿Qué?

- Dylan: ¡ALEXY! No puede ser... tú también estás muerto... ¡POR QUÉEE... -comenzó a llorar desconsoladamente-. ¡Por qué Dios es tan cruel!

- Margot: Déjame a mí.

* PLAS *

- Dylan: ¡QUÉ HACES! PERO SERÁS... -trató de levantarse pero sintió un gran dolor físico debido a la inmovilidad prolongada y a la fuerte herida que presentaba en el vientre. Así, se desintegró lentamente en la cama como fuego se convierte en ceniza.

- Margot: Deja de moverte o tendré que tomar medidas -dijo con una gran jeringa en la mano.

- Dylan: Sí... -dijo con una voz apagada y empequeñecida.

Dylan poco a poco entró en razón. Lo cierto era que se encontraba en una sala de hospital de los bajos mundos siendo tratado por una vieja amiga de Liev. Margot, enmarcada por una cascada de cabello oscuro y liso, era una mujer relativamente joven con una tez pálida que resaltaba sus rasgos afilados. Los ojos profundos, de color ámbar, reflejaban una mezcla de melancolía y vigilancia constante. Sus cejas arqueadas y perfectamente definidas acentuaban su expresión intensa, mientras que unos labios finos y enigmáticos mantenían un rastro constante de misterio. Vestía ropas de tonos oscuros y apagados, en una combinación de negros, grises y azules profundos, estando estos acompañados por una característica bata desgastada. 

Cuando Dylan ya estaba plenamente consciente fue informado por todo lo que había ocurrido.

- Dylan: Debo ir con Maika.

- Alexy: Ahora está hablando Liev con ella, sigue bastante tocada desde el otro día. Es normal. Por ahora déjala estar.

- Dylan: ...

Gabi entró por la puerta.

- Gabi: ¿Está despierto?

- Dylan: ¿Quién es esa?

- Alexy: Mmmm... es mi esposa.

- Dylan: Ahhh... espera ¡QUÉ!

- Gabi: ¡No soy tu esposa!

- Alexy: Nunca te cases Dylan, el matrimonio mata el amor, ver para creer.

- Gabi: ¡Si nunca nos quisimos!

- Alexy: Fue bonito mientras duró.

Gabi agarró de la pechera a Alexy.

- Alexy: Sorry sorry.

- Margot: Esta juventud... ¡DEJAD AL PACIENTE DESCANSAR! -comenzó a perseguirlos con una jeringuilla.

Alexy y Gabi comenzaron a correr pero Alexy le hizo la zancadilla mientras le sacaba la lengua dejándola así atrás. Gabi, como si fuera cámara lenta, fue capturada por Margot.

Mientras tanto, en la sala contigua.

- Maika: Entonces... esta es mi madre -dijo mientras veía una foto.

- Liev: Sí... no te lo quise decir antes por lo que eso conllevaba.

Al principio, Maika sintió un profundo asombro y emoción al encontrarse con su madre biológica, quizás por ser la culminación de una búsqueda o el descubrimiento de una parte fundamental de su identidad, derramando con ello lágrimas de alegría. La curiosidad sobre el pasado, las razones detrás de su abandono y los detalles de la historia familiar llevaron a Maika a una serie de preguntas que solo su madre podría responder, siendo la mayor de las dudas el estado de "locura" que experimentó el otro día si bien sintió un gran estado de calma al enterarse de que su madre había pasado por lo mismo. Liev, que no sabe lidiar con este tipo de problemas, solo supo darle un abrazo.

- Liev: Ya te conté todo lo que sé. Ahora... el resto está en ti encontrarlo. ¿Quieres buscarla?

- Maika: Yo... he estado pensando mucho en mi historia y en quién soy.  Siempre he sentido curiosidad acerca de mis raíces ya que nunca me terminé de sentir conectada con mi antigua familia. ¡Tampoco quiero que se me malentienda! No se trata de desplazar a nadie en mi vida actual, pero creo que conocer más sobre mi madre podría ayudarme a entenderme mejor. Así que sí, quiero buscarla.

- Liev: Sabes que decidas lo que decidas tienes mi apoyo Maika. Pero déjame decirte que en el viaje para encontrarte a ti misma, descubrirás que a veces, lo más valioso está en el camino, no en el destino. No te obsesiones -dijo mientras le daba una palmadita en la espalda-. ¿Quieres tomar el aire?

- Maika: Sí. Me vendrá bien.

Así, salieron al exterior y caminaron. Dejaron atrás la casa abandonada donde se estaban escondiendo. Esta, cubierta de musgo y en parte oculta por la vegetación, tenía un aspecto modesto pero encantador. Las tejas del techo estaban descoloridas por la exposición a los elementos y las paredes de madera mostraban el desgaste del tiempo. Ventanas rotas y persianas desgarradas permitían que la luz del bosque penetrara en el interior abandonado ya que lo importante de ella era el sótano escondido en su interior donde estaba el hospital.

La casa estaba situada en un claro entre los árboles altos, en un rincón apartado del bosque, alejada de cualquier camino transitado. La hierba alta y las malezas habían reclamado el espacio de alrededor, creando un aura de aislamiento y abandono. El silencio del bosque se veía interrumpido ocasionalmente por el susurro del viento entre las hojas y el canto de los pájaros. A medida que las ramas se mecían suavemente, creaban sombras danzantes que jugaban sobre las paredes de la casa.

El camino en medio del bosque se desplegaba como un sendero encantador, serpenteando entre los majestuosos árboles y ofreciendo una experiencia inmersiva en la naturaleza. A medida que avanzaban por este sendero, la atmósfera se llenaba con la fragancia fresca de la vegetación y el suave murmullo de las hojas bajo sus pies. Cuanto más se adentraban en el bosque, los sonidos de la naturaleza eran cada vez más envolventes. El sendero ascendía gradualmente, ofreciendo así la emoción de la elevación. Finalmente, el camino los llevó a un mirador, un espacio abierto entre los árboles donde se revelaba una vista impresionante. Desde este punto elevado, podían contemplar la inmensidad del bosque extendiéndose ante ellos, con montañas distantes y valles intercalados, todo abrazado por un cielo expansivo del que sobresalía un sol que reflejaba un nuevo amanecer para nuestros protagonistas.



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