𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 43| 𝐕𝐈𝐀𝐉𝐄

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— Estaré bien — la seguridad en la voz de Ilknur lo hizo suspirar.

El Sultán abrazo a su madre.

— Se que lo estarás — Sonrió — Espero que Génova tenga lo que tanto anhelas.

Ilknur acarició la mejilla de su hijo, como cuando era un niño, eso hizo que Hakan bajara la guardia. Su madre lo domaba con sus caricias.

— Deseo que tengan un buen viaje, Sultana Ilknur, Sultana Firuze. — Nurbanû reverencio con Murad a su lado.

Mahfiruze, Dehşet, Rahime, Aslihan, Hafsa y Javidan, también mostraron sus respetos.

— Nos veremos dentro de seis meses. — Ilknur, Firuze y Jenneth subieron al barco.

Derya, Nurbahar y Ömer suspiraron nostálgicos ya que no habían podido acompañar a su Sultana.













La brisa golpeó levemente el rostro de Ilknur, quien parecía perdida en sus pensamientos.

Firuze subió a la proa de la mano con Jenneth, ya que temia que la niña se cayera al mar.

— Jenneth, ¿Cómo llegaste al palacio? — Ilknur se giró en dirección a Firuze y la niña.

Jenneth pareció pensarlo.

— No recuerdo el nombre de dónde vivía — Rascó su mentón pensativa — Lo único que recuerdo es haber visto algunos hombres vestidos de rojo saqueando la ciudad, luego nos subieron a un barco y días después nos vendieron al palacio.

Ilknur suspiro, ella no había sido secuestrada, pero también había pasado por algunas situaciones que prefería ignorar, aunque no dejaba de parecerle cruel que secuestran niñas tan pequeñas, definitivamente hablaría ese tema con su hijo.

— Ya veo — La pelinegra decidió no preguntar más.












Ya habían pasado dos semanas, y ellas aún seguían viajando, habían hecho una corta parada en el reino de Castilla, Génova, para ser exactos.

Pero rápidamente retomaron el viaje, esa parada solo tenía un propósito; despistar al Sultán Hakan.

En aquel pueblo se habían quedado dos mujeres y una niña, parecidas a las sultanas, pero como nadie las conocia en ese lugar no iban a notar las diferencias.












Ilknur bebió un gran trago de agua, luego se sentó y empezó a comer junto a la Sultana y la Essiz.

El barco se mecía suavemente, moviendo levemente la mesa donde reposaba la comida.

— Esto está delicioso — Ilknur mastico suavemente la blanda carne de cordero mezclada con una salsa agridulce.

Jenneth sonrió gustosa mientras comía un trozo de Pai de manzana, mientras que  Firuze degustaba un suculento platillo de codorniz.












Ilknur lavo su cuerpo, luego se vistió con un vestido rojo con bordes de oro,  y una corona de Rubíes junto al velo que cubría su cabello.

Cuando salió de su habitación, la cual se encontraba en el alá este del barco, diviso a Firuze y Jenneth, la primera vestía de azul oscuro y una corona a juego, mientras que la pequeña Jenneth llevaba un vestido violeta, y una pequeña tiara.

— Sultana, hemos llegado a tierras persas.


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𝗦𝗨𝗟𝗧𝗔𝗡𝗔𝗦 𝗗𝗘 𝗛𝗜𝗘𝗥𝗥𝗢 | ᴇʟ sᴜʟᴛᴀɴ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora