¿Qué harías si un demonio te siguiera a todas partes?
Bueno, eso mismo le pasó a Tsukasa por un ritual que estuvo obligado a hacer a causa de su posición real.
"Demonios, caracterizados por su seriedad y honestidad"
Vaya que esté demonio era peculia...
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"— Okay, está vez vas a pagarlas Kamishiro"
Mizuki se acercó a la bebida del chico pelimorado quién la había descuidado por hablar con sus amigos
Abrió un sobre que contenía un polvo verde y se lo vacío dentro
Corrió lejos del lugar y actuó como si nada hubiera pasado
"— Solo desmayate por un tiempito..."
Rui tomó toda el agua que tenía y siguió practicando esgrima, pues era lo que se enseñaba a los jóvenes para el combate
Pasó un rato y la clase termino. Akiyama se quedo hasta que no hubo nadie excepto Rui.
Se sentó en una banca y Mizuki salio
— Hola
— ASA VERG- — Rui la barrió con la mirada — Ah.
— Lamento mucho lo que ha pasado y creo que es buena oportunidad para hablar de esto
Kamishiro no contesto
«pum»
Rui cayó desmallado al suelo y Akiyama sonrió
Lo cargo entre sus brazos como una princesa, tenia problemas alimenticios y estaba muy por debajo de su peso, además que practicaba deporte así que no le peso tanto
Lo subio a una carreta donde transportaban maíz y lo cubrió con las mantas
Después de un rato llegó a un pequeño escondite debajo del puente que daba al cementerio
Bajo el cuerpo inconsciente y lo llevo dentro
— Okay, Kamishiro, tu y yo somos... Éramos buenos amigos y-
— ¿Qué? ¿Akiyama? ¿Dónde-? — Rui se asusto y Akiyama lo dejo en el suelo, en medio de lo que parecía ser un pentagrama
Akiyama era fiel a esos comportamientos satánicos
— Nos vemos Kamishiro
— MIZUKI, QUE-
El fuego de las velas cambió de su color normal a uno azúl, las líneas del pentagrama comenzaron a arder y parecía que Kamishiro no podía salir de él
— Necesitabas escucharme Ruisito
— ERES UNA-
Los gritos de Rui inundaron cada rincón de la habitación, cada milímetro
A Rui le ardía la garganta, pero no fue hasta que después se dio cuenta que estaba gritando de dolor
Akiyama solo lo veía con una sonrisa diabólica mientras a él le crecían cuernos parecidos a los de los cuentos en el cráneo
