Hank McCoy

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-¡Dios mío!-

Sí, esa era su reacción ante algo que venía esperando hace días. Estúpida guerra de Vietnam. Estúpido capitalismo norteamericano. Estúpido Alex.
Todo comenzó tiempo atrás, cuando estalló ese conflicto bélico. Cuando Charles vió la noticia en el periódico casi se ahoga con su siempre a mano vaso de whisky matinal.

-Santo dios, esta vez nadie se salva. Ni aunque viva en el otro lado del mundo. ¿Qué sigue? ¿Guerras en Irak? ¿Medio Oriente? Por lo más santo de este mundo...-

Por su parte, Hank había quedado congelado en su sitio, con la mirada clavada en el sujeto a su izquierda. Charles y él estaban exentos de participar debido a su relación con el FBI, pero, ¿Y Alex? Nada parecía poder salvarlo de ser convocado. Para sorpresa del científico, este se levantó de la mesa y con voz calmada comentó:

-Iré a enlistarme. No tengo ganas de quedarme aquí encerrado con un sociópata y Pie Grande mientras lo importante está fuera.-

Charles alzó una ceja ofendido. Hank se metió en la boca una cucharada del azúcar que tenía frente para regular su pulso. Y el rubio sencillamente desapareció de la cocina de la casa.

-¡¿Acaso lo oíste?!-

Hank casi lo grita cuando oyó el sonido de la puerta de calle. Bueno, si lo gritó. El telépata frente suyo siguió con su diario, sabía que era imposible platicar con un Hank en ese estado, el cual seguía murmurando cosas inentendibles. De golpe, se incorporó y abofeteó con el periódico, logrando callarlo.

-¡Calma Henry! -Iba en serio, nunca le decía así- Mira si justo a él lo alistarán. Cuando sepan que es mutante lo correrán.-

Hank se arrepentiría durante años de no haber ido corriendo a agarrar de los pelos al bravucón rubio, al mejor estilo madre preocupona. Pero esa mañana, una carta llegó al buzón, y como Charles estaba de emo-drogadicto, el debía ir a buscarla. Lo que leyó fue algo así como:

"Para Charles Xavier y la Bola de Pelos:
Escribo esto -No, ¿En serio?- para decirles que estoy en camino a casa. La brigada en la que estaba logró 'salir de vacaciones' antes que otras. En serio que fue un golpe de suerte.
Saludos, Alex Summers.
PD: Espero hayan guardado mis cosas. Recuerden eso de los rayos lásers"

Bueno, si guardó algunas cosas. Sobre todo aquellas que sobrevivieron a su ataque de furia al recibir un mensaje que decía que Havok estaba "Perdido en Acción".
¿Acaso estaba bromeando? No puede irse y volver como si nada hubiera pasado. ¿Le llegaron las cartas que le mandó? Aunque ahora que lo pensaba bien quizás no fue muy buena idea enviar eso, menos cuando recordó aquel mito de que el gobierno lee todas las cartas que son entregadas a sus soldados.
En cualquier caso, su única reacción fue la de golpear su cara con el escritorio de su cuarto unas cuatro veces. ¿Debía hablar con Charles? No, desde que Erik terminó de voltear al lado oscuro no era el mismo. Sólo lo comentaría con un ligero tono de interés.
Lo importante sería que diablos hacer con ese imbécil. ¿Debía recibirlo con una sonrisa, un abrazo y un beso en la mejilla? ¿O abofetearlo sería mejor? Comenzó a considerar seriamente una combinación de ambas.

-Hank, ve por el destapacaños, acabo de parir otro mutante.-

Cielos, otro "mutante". Antes de partir en dirección a esa ardua tarea, mostró a Charles la carta. Cuando regresó, este comentó sonriente.

-Vaya, hasta que se te da.¿Quieres que te deje la casa sola? Por mí no sería problema, aquella chica de la cafetería era muy agradable, y su amiga ni te cuento..-

Las ganas de hacerle comer ese palo que aún debía tener rastros de un ser abominable no faltaron.

-N-No digas esas cosas... Tu también debes recibirlo.-

-Si, claro. No creo que te apetezcan los tríos.-

Charles y su ¿Sarcasmo? Atacaban de nuevo, ahora sumando un gesto de cejas insinuador.

-Basta, no molestes... A ti no te gusta que te mencione a Erik.-

Sólo la providencia le permitió evitar aquel puñetazo cargado de furia por parte del opuesto. Le había tocado la fibra sensible y Hank comenzaba a sentir remordimientos no infundados.

-Como sea. Al menos sonríele e invítale a tu cuarto, haz algo en tu vida que valga la pena.-

Charles podía actuar como un niño cuando quería, como cuando lo obligaba a base de berrinches a jugar ajedrez con el. Sin embargo le había dado una gran lección -de nuevo-, y no iba a dejar pasar esa oportunidad. Si Alex creía que era sencillo tratar con él luego de ignorar todas sus cartas, hacerle creer que estaba muerto, y hasta atreverse a llamarle "Bola de Pelos" luego de excesivamente demasiado tiempo de ausencia, estaba equivocado. No por nada era La Bestia.

Salvaje y azul lejanía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora