Alex Summers

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Resopla. Tiene el rostro apoyado sobre los brazos y los brazos sobre el respaldar de su silla volteada. Hank está fuera con él, terminando de llenar una jeringa con uno de sus sueros experimentales.

Es irónico porque si bien accedió a ayudar a Mccoy con sus cosas científicas lo que menos siente que está haciendo es ayudar. Y está en silencio porque ya lo regañaron una vez, no va a arriesgarse a una segunda cuando el otro es quien lleva la aguja en la mano.

-¿Listo Alex?-
Pregunta el de gafas con una pequeña sonrisa. Se toma el tiempo de apreciarlo, antes de hacer un ligero gesto de asentimiento/resignación, similar a un mohín.

-Nací listo, Bola de Pelos.-

La aguja se clavó en su hombro descubierto con lentitud, lo que menos quería Hank era que Havok estallara por ser brusco. Y este último sólo mantenía el semblante serio, para asimilar ese dolor con tranquilidad.

--Ya está. Ahora hay que esperar unos instantes para que mi cura sea procesada en tu organismo.--

Menciona el más alto anotando fecha, hora y datos de la solución en una pequeña libreta mientras sostiene un trozo de algodón sobre la zona inyectada del rubio. Este sólo observa hacia otra dirección algo nervioso. No puede evitar estar así, es algo común que le sucede cada vez que están solos. Y ese instinto de supervivencia suyo es el que lo hace decir estupideces. Ugh.

Pero esta vez cree que es necesario decir una estupidez.

-Hank... ¿Por qué trabajas tanto en esto... esta "cura"?-

Sus palabras parecieron afectarle, porque dejó lo que estaba haciendo, tomándose su tiempo para responder.

-Tú no sabes lo que es sentirse un monstruo... física y emocionalmente. Sí, serás tan peligroso como un tanque, pero pasas desapercibido. Si te ven en la calle no te temen, tus intenciones son buenas... Yo construí un maldito avión de guerra.-

Rió con amargura ante esa última parte, aún mantenía apretado el algodón contra el brazo del rubio, pero su otra mano estaba en su propio rostro, frotándose los ojos bajo las gafas.

Alex vio nuevamente a ese viejo Hank temeroso de lo que otros dirán, aquel que sentía tantas ganas de proteger. Se mordió el labio, conteniendo esos pensamientos penosos, no era el momento. Tomó aire, buscando palabras que calmaran al más alto, aunque un sonido de risita brotó de manera involuntaria.

-No llores, grandulón. No te queda mal el pelaje.-

Hank lo observó de manera seria y acusatoria, ofendida más bien. El rubio sólo le regaló una sonrisa, llevando la mano a reposar sobre la ajena en su hombro. Cuando el científico quiso retirarla, él se lo impidió, acercándose un poco a murmurarle.

-En serio Hank, ¿Te preocupa lo que piensen las personas o LA persona?-

El mencionado sólo enrojeció por esa pregunta, titubeando. Havok sonrió de manera más amplia, para continuar.

-Porque de ser eso, a mi no me preocupan las pulgas.-

Una tímida sonrisa fue su respuesta, seguido de una frase que el mutante de la energía no pudo digerir.

-Somos amigos Alex...-

Su sonrisa fue arrebatada, y el gesto de enojo cubrió su rostro. ¿Cómo podía McCoy afirmar algo así cuando él lo besó? No le hizo ninguna gracia si era un chiste. Y el gesto de confusión de Hank le aseguró que no era uno.

Maldito bastardo.

Al menos no le salió con que "Ambos son hombres".

-Alex, ¿Qué te pasa? ¿Dije algo malo?-

Una mirada fría fue más que suficiente para que el castaño entendiera y murmurara un "wow".

-Mira, sé que es... confuso, y a veces complicado, pero ambos somos hom-...-

El quejido del rubio lo interrumpió. Éste se llevó las manos a la cabeza, arqueando un poco la espalda hacia atrás de tanta ira contenida.

-¡Tú, Henry McCoy, eres un maldito imbécil e hipócrita! ¿Entiendes o lo simplifico? PÚ-DRE-TE.-

Ese estallido de honestidad fue muy liberador, las pequeñas lágrimas que amenazaban con escapar también lo eran, pero antes de dejarlas caer volteó, encaminándose al interior de la mansión.

Oh, pero no era suficiente para desahogarse. Alzó su puño, apuntando a algún punto del extenso jardín, y una potente ráfaga de energía salió disparada del mismo, estallando al tocar el suelo a lo lejos.

Un destello plateado se posa en su camino escaleras arriba, con una ceja en alto y las manos en la cadera.

-Viejo, ¿Estás bien? ¿Qué fue esa explosión? ¿Y Hank?-

El rubio no tenía intenciones de gastarse hablando con un maniático de la velocidad tan payasesco. Prefería esperar a que Charles invadiera la privacidad de su mente antes que eso.

Al llegar a su cama se acuesta boca abajo, conteniendo las explosivas emociones a las que teme desde tener su poder, y de las que en ese día se avergüenza.

Salvaje y azul lejanía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora