Cadaveria

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Había pasado bastante tiempo, no sé cuánto en realidad (no logro ubicarme en el espacio tiempo desde entonces) y Skippy nos seguía contando una docena de historias sobre los miembros de Ilussia, algunas eran felices, otras tristes y otras de superación y, cada que un acto terminaba, los miembros del circo se sentaban con nosotros formando así un público más grande. Había lo que ahora sé eran 15 personas adicionales a Jesús, Sánchez, Xandra, María y yo, todos sentados en las tribunas, todos aplaudiendo.

-Nuestro siguiente número no es un acto como tal, es más bien una presentación- Skippy estaba de nuevo en la tarima -Un circo no sólo son sus actores o sus animales, también hay mucho personal detrás de este-

-¿Personal?, ¿acaso nos va a presentar al que limpia los baños?- preguntó Jesús en un tono sarcástico sin esperar realmente una respuesta y cruzándose de piernas.

Pese a la actitud de Jesús, para este punto Xandra y mis dos amigos ya se encontraban totalmente absortos en el espectáculo, pero aún tenía la esperanza de que después del show lograrán escapar de aquel trance y volvieran conmigo.

-Les contaré la verdad de la historia de nuestra cocinera, ¡la historia de Mary!-

En ese instante, una mujer muy parecida a María entró al lugar. No sólo su nombre era prácticamente el mismo, sino que ambas eran increíblemente atractivas y fácilmente podrían haber sido hermanas, sólo que, mientras María no era pelirroja natural, los cabellos de Mary eran como el fuego.

-Deberían probar sus... comidas- completó de una manera un tanto sospechosa.

Mary había estado casada con un violinista de apellido O'Brian, sin embargo este falleció de causas desconocidas (o al menos eso decía Mary), por lo cual, para tener un sustento económico, la mujer había tenido que dejar de lado su profunda tristeza y soledad, y había comenzado a trabajar como tabernera en un lugar con un menú "bastante especial". Una noche, en una de las giras que el circo Ilussia solía hacer, el hombre bala de cañón fué a comer a la taberna donde Mary trabajaba, sólo que el menú del día era almeja y no precisamente la que provenía del mar.

-La dulce Mary no tenía más opción que alquilar su cuerpo mientras le pagaban con cheques de dolor- Skippy se dirigió al público con cierta tristeza y con esas palabras por fin comprendí a lo que se refería: Mary trabajaba como prostituta.

Después de aquél día tan especial, el hombre bala siguió visitando a Mary, donde se percató como todos y cada uno de los hombres que pasaban por su cama únicamente se aprovechaban de ella, por lo cual, la invitó a unirse al circo como cocinera (y como una forma de compensar el "recuerdo" que le había dejado). Desde entonces aquella hermosa mujer había pasado a formar parte de aquel extraño conjunto de personas, y parecía más feliz que antes, al menos de como sonaba en aquel relato; sonreía levemente y sus ojos color esmeralda brillaban mientras veía hacia los asientos, no sabría decir si era alegría o simplemente relajación pero al ver a sus compañeros su rostro se iluminaba. Una cosa era clara: Mary ahora sé acostaba con cada uno de los miembros del circo.

-¡Me estoy hartando de estas historias!- María explotó de repente, lo cual nos hizo sobresaltar a todos. -¡No es posible que nos cuentes tantas gilipolleces y esperes que las creamos ciegamente!- cada vez estaba más alterada y su pálido rostro se había tornado casi tan rojo como su cabello.

-María...- Xandra trató de calmar a su amiga tomándola del brazo pero esta se zafó violentamente.

-Nada Xandra, ¡si los muertos pueden volver ¿Por qué ella no regresó!?- había estallado en lágrimas, su rostro mostraba cólera y tristeza a la vez, es una de las pocas cosas que recuerdo claramente.

-Veo que tú alma se duele- Skippy tomó a María del rostro con delicadeza y acarició su mejilla en contra de su voluntad -Ella podrá sanar ese dolor de perder lo que amaste-

VerdadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora