Sipnosis.

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Como todos los días, Samael se encontraba allí, observando a la mujer. Al principio solo le daba curiosidad la creación del hombre, la cual tanto había planeado su padre.

No esperó que su padre le diera compañía a Adán para que no se sintiera solitario.

Ya hace un tiempo desde que empezó su rutina de espiar a la mujer, ya sea escondido entre los árboles o haciéndose pasar por algún animal del lugar para obtener sus caricias.

De todas formas no tenía mucho que hacer y se sentía cómodo con ella a pesar de mantenerse oculto. En cierta forma, lo hacía sentir menos solitario, unos completos soñadores, eso es lo que son.

Vio cómo esta le daba caricias a una guacamaya posada en su dedo índice, la cual disfrutaba de su compañía, al reír cuando aquel pájaro de colores empezó a jugar con su cabello.

Samael quería estar allí con ella, disfrutando de varios momentos. Sí, pasaban tiempo juntos, pero siempre en sus formas de animales y ella ignorante a su verdadera naturaleza.

Las veces que hablaba enojada con él y con otros animales sobre Adán, él cuál solo quería someterla a su voluntad.

Las veces que, para no pelear con Adán, se escapaba al arroyo, jugaba con los animales y comía los frutos que Dios les había dado.

━━ ¿Debería acercarme mañana? Sí, buscaré la forma de que no se sorprenda. ¡Esta vez lo haré!

Exclamó, aunque siempre decía lo mismo y terminaba acobardándose.

Pero Samael no podía conformarse con verla desde lejos o convertirse en algún animal del Edén; él quería más.

Sin darse cuenta, había empezado a codiciar a la hermosa creación de su padre.

Éxtasis ━━  Lucifer MorningstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora