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╰ ✧ ❝En su abrazo, el éxtasis y el calor eran un pecado irresistible, un juego de pasiones que convertía cada página en un placer prohibido.❞
Samael, el ángel más hermoso del paraíso...
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Samael le dedico una mirada filosa a su hermano, si las miradas mataran Azrael estuviera más que muerto.
Internamente, el pelinegro se divirtió por la reacción nada disimulada de su hermano, miedo, enojo y una posible culpa podía divisar a través de sus tan expresivos ojos.
Aquel rubio, a pesar de ser su hermano mayor, era alguien muy expresivo, algo que Azrael no era y eso a veces hacía que Samael se cuestionara quién de los dos era el mayor.
Samael bloqueo la entrada con su cuerpo para evitar un posible intento de escape por parte de Azrael.
━━ Parece que me fueras a acabar con la mirada —dijo burlón llevando sus manos detrás de su cuello y arregostándose en aquel asiento.—
━━ No digas nada... ____ no tiene la culpa, fui yo quien empezó esto y si alguien debe llevar la carga de aquel "pecado" ese seré yo. —Soltó de forma arisca aquel rubio, determinado a proteger a la mujer.—
Azrael miró con sorpresa a su hermano para inmediatamente cambiar su expresión a una divertida y soltando una carcajada habló.
━━ Por padre Samael, no es mi problema, ¿por qué debería meterme en tus cagadas? Es muy molesto. —limpio sus lágrimas causadas por su diversión y miró a directamente a los ojos de un Samael muy desconcertado.—
Titubeó un poco hasta que se alejó de la entrada y tomó asiento al lado de Azrael.
━━ si no es para castigarme, entonces... ¿Para qué has venido? —interrogó.— ¿Qué quieres, Azrael?
Una sonrisa ladina decoro los labios del pelinegro para luego entregarle un rollo, luego se levantó y empezó a caminar por la sala.
━━ Has descuidado mucho tu trabajo, tuve que mentirle a Miguel diciéndole que me estabas ayudando con mi trabajo atrasado. —se encogió de hombros, paro su caminar y miró a Samael.— me escapé a escondidas para buscarte y... vi una pequeña escena.
Samael captó las palabras de Azrael y su primer par de alas se extendieron hacia adelante para cubrir su rostro rojo de la vergüenza.
━━ No es lo que piensas... —Susurró.—
━━ ¿Qué te le estabas comiendo la boca a la mujer de Adán? Cualquiera que pasará por el Edén hubiera tenido tremenda vista... —Suspiró agotado.— Tuviste suerte de que solo yo los haya visto, pero ¿qué pasa con Miguel? ¿Acaso crees que será posible ocultar esto por siempre?
