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Entramos en el tren y suspiré pesadamente mientras caminaba de un lado al otro.

— Oye... tranquila, sé que todo esto está muy jodido pero necesito que pienses mejor las cosas — me dijo Seth.

— ¿Pensar las cosas? — pregunté — ¿qué quieres decir con eso, Seth? —

— Te conozco más de lo que te gustaría, cada gesto, cada movimiento, cada emoción la percibo perfectamente y sé que en muchos de estos discursos estás a segundos de mandar a la mierda las tarjetas de Effie — dijo con una media sonrisa — pero te necesito concentrada, no puedes dejar que el impulso gane, ¿me oyes? — me miraba expectante de mi respuesta pero no era algo que podía prometer.

Ni siquiera pude responder cuando Haymitch apareció por la puerta.

— Ustedes dos, vengan ya — habló y camino a la sala del tren donde se sentó frente a nosotros.

— Snow nos vigila, si él quiere que calmen a los distritos les puedo asegurar que no está contento — podía sentir la molestia del rubio a través del veneno en sus palabras — en lugar de estar enamorados suenan como si recitaran un manual de martillos — nos reprochó.

— Intenta leer las cosas que escribe Effie — dijo Seth antes de levantarse del sillón caminando hasta una de las ventanas del tren.

— Entonces díselo al presidente Snow cuando lo veas en un par de días — dijo de manera tajante el mayor.

— Aceptó sugerencias — dijo Seth alzando sus hombros de manera desinteresada sin despegar la vista del exterior.

— Podríamos casarnos — propuse mirando el suelo.

Automáticamente pude sentir la mirada de Seth sobre mi, intensa, fuerte, intimidante como siempre.

— No es hora de bromas — dijo Haymitch tomando su vaso.

— Hablo en serio, si estaremos en este tren para siempre un día tendremos que hacerlo... ¿por qué no ahora? — hablé acomodándome en el sillón intentando ignorar el lento y sutil acercamiento que Seth tenía de nuevo al sofá sin despegar la vista de mi.

Haymitch rió levemente asintiendo mientras movía un poco su vaso haciendo que los hielos chocaran contra el cristal.

— Eso causaría un impacto, eso es seguro — me dio la razón.

— Sí, seguro, hagámoslo — habló Seth de manera cortante antes de negar con la cabeza y retroceder hasta darse la vuelta y salir de la habitación.

— Deberías ir a hablar con él — me dijo el rubio.

— ¿Para qué? — pregunté sin interés verdadero — sé que está molesto, no la razón pero no debería meterme — hablé.

— Deberías, me doy a la idea de sus razones para molestarse — me miró con una sonrisa burlona — pero no me corresponde — seguido de eso tomó lo que quedaba del licor en su vaso y se levantó saliendo del lugar dejándome sola.

Tras varios minutos de analizarlo me levanté en busca de Seth y lo encontré en su habitación, entré sin pedir permiso pero él no estaba muy atento de todas maneras, se encontraba sentando en la cama con la cabeza entre las manos mientras miraba él suelo.

— ¿Todo bien? — pregunté.

— ¿Por qué? — su mirada estaba clavada en el suelo.

— ¿Por qué? — repetí sin entender.

— ¿Por qué lo hiciste? — me miró levantándose de la cama.

— Seth, no entiendo de lo que hablas —

POUR YOUR HEART OUT: FIRE TO FIRE |2 -THE HUNGER GAMES-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora