🖤​FRAGMENTO 12🖤​

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Disparador: voz, alba y veneno

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Disparador: voz, alba y veneno.

Escrito por: MikiRik

Fragmento:

Una voz me llamaba desde los sueños efímeros de la guerra. Su canto acariciaba mis oídos como flores que nacían de las cenizas. ¿Por qué entre tanta miseria no oía a nadie más que a ella?

Me desperté al alba. Tenía las piernas entumecidas y el alma agarrotada. Otra campaña militar más y volvería a casa. Cuánto habría dado por que su corazón me perteneciera y, de vuelta, pudiera encontrar refugio entre sus hermosas manos de suave porcelana. Una sensación frágil me rompía la armadura, pero aun así recogí mis armas. Una valquiria nunca se rendía. Una guerrera como yo debía alzarse al escuchar los cuernos que anunciaban la batalla.

Me uní a las tropas en cuanto el comandante nos sacudió con sus gritos. El aullido del invierno nos azotaba sin pena ni gloria. Entre temblores y silencios en la víspera de la batalla, yo no dejaba de pensar en la doncella que me gobernaba el corazón.

Ella era la esposa del jarl Haakon, una mujer cuyos cabellos parecían serpientes doradas. Su aroma no era de este mundo. Olía a viaje espiritual por los bosques de camino al Valhalla. Me embrujaba con su naturalidad. Incluso después de una vida de lucha y gloria, ni los salones de Odín podrían satisfacerme tanto como una vida de granjera a su lado.

En el pueblo en el que me crie, las mujeres debíamos casarnos con los poderosos si queríamos crecer. Tras la muerte de mis padres a manos de los ingleses, supe que debía vengarlos. Me llamaban la "Dama de los Sueños", porque solo en ellos me derrotaban. Mis hermanos de armas creían que eran soldados los que me abatían, pero no. Era esa doncella cuando besaba a su esposo y sonreía.

Cada vez que regresábamos de la guerra, esperaba en el muelle para darnos la bienvenida con su presencia. Cuando era mi turno le tendía la mano y me arrodillaba ante ella. La chica se sonrojaba. Al besar sus dedos en señal de respeto, percibía su cariño sobre mis mejillas. La diosa Freyja reencarnada había bajado de las tierras de los dioses para honrarme con la mirada de los océanos.

Los tambores sonaron y me desconcentraron. Mis guerreros salieron corriendo para enfrentarse al ejército enemigo. Los seguí sin pavor.

Antes de embestir a las tropas, me prometí regresar con ella. Aunque su rechazo en secreto me doliera más que nada en el mundo, la protegería hasta la muerte. Sería su escudera. No me separaría de ella.

El choque de los ejércitos me tambaleó. Apuñalé a dos ingleses, degollé a otro y arrasé a mi paso. Perdí el escudo. Incrusté la espada en una garganta. Desarmada, usé las manos para crujir el cuello de un soldado. De pronto, el frío me atacó por detrás. Un chorro empañó mi armadura de escarlata. Lo sentí en cuanto caí al suelo: el filo llevaba veneno.

Tendida sobre la tierra, una doncella nubló el sol. Serpientes doradas cayeron sobre mi rostro. Sueño o realidad, arrancó mi último aliento.

 Sueño o realidad, arrancó mi último aliento

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