Prólogo

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Los pasos fuertes de alguien resuena por todo el pasillo, la puerta se abre de golpe haciendo que gire hacia la persona que entra con la respiración agitada la cual denota la urgencia de su mensaje

—Señor, tenemos problemas—anunció en voz baja

Sentado en mi imponente escritorio de roble, dejo escapar un suspiro pesado

—Una agente de la unidad de COECC está siguiendo nuestras huellas, desenmascarando nuestras empresas ilegales en todo el país, está pisándonos los talones

No es la primera vez que escucho sobre aquella mujer, sabia que esta agente es implacable y no se detendrá hasta desmantelar nuestras operaciones

—Necesitamos actuar con rapidez—le doy una calada a mi cigarrillo—y tener más astucia que Biancafiore

—¿Biancafiore?—inquiere el hombre desde el umbral de la puerta

Biancafiore—repito levantándome del asiento y dirigiéndome a su sitio—Sus hebras son como unas flores blancas

El hombre no emite ninguna palabra, observa mis movimientos con sumo cuidado cuando agarro la pistola de la mesa guardándola en la parte izquierda de mi cadera 

—No quiero más errores—amenazo sujetándole con fuerza el cuello

—No, mi señor...

—Prepara a los hombres, tenemos que borrar cualquier rastro que nos vincule a esas actividades ilegales—lo suelto y paso de largo chocando con su hombro.

El poco humor que tenia se desvanece y aprieto mi mandíbula al pensar en aquel dolor de cabeza que tiene nombre y apellido

«Madeleine Miller»

EL ABISMO DEL DESEO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora