ℂ𝕒𝕡í𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟙

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     En mi historia, las heridas emocionales tejieron un lienzo oscuro que marcó mi existencia.

Mi infancia fue el eco de insultos que resonaban como tormentas en mi alma. A pesar de ser la hermana mayor y la Princesa destinada a dar ejemplo, nunca recibí las palabras reconfortantes que anhelaba.

Mi refugio emocional siempre se esfumaba en las noches de gritos desgarradores y lágrimas interminables.

En esos momentos oscuros, esperaba a alguien que extendiera una mano y dijera estas palabras mágicas "todo estará bien", es un consuelo que nunca llegó.

La soledad se convirtió en mi compañera más fiel.

A veces me pregunto si era demasiado joven para cargar con el peso de esos maltratos, si alguna vez hice algo bien a los ojos de quienes debían protegerme.

Mis pensamientos se sumergen en el río de la autoevaluación, donde las palabras como Inútil y Estúpida resonaban como un mantra destructivo.

La ausencia de elogios en los momentos cruciales dejó un vacío en mi ser, una sensación de no ser suficiente. Me pregunto, ¿cuánto de mi dolor se debe a la figura materna que debería haber sido mi fortaleza?

Mi mamá, quien más me hirió, arrojó sombras sobre mi autoestima. Pero, curiosamente, mi papá, ausente en los momentos importantes, también contribuyó al desconcierto emocional

. La danza entre el daño infligido y el abandono marcó mi historia, una historia que ahora busco entender y superar.

Esta es mi historia

— Baja a desayunar— Gritaba mi mamá desde la cocina, me pare muy de mala gana de mi cama para ir a la cocina y poder comer mi desayuno rápido porque tenia que arreglarme para ir a la universidad

Se va a dar de baja yo lo se

Después de finalizar mi desayuno, me dirigí rápidamente a mi habitación para cambiar mi atuendo por algo casual: un top blanco y una camisa corta de cuadros en tonos negro y gris, junto con unos mom jeans.

Después, me apresuré al baño para arreglarme, consciente de que el tiempo apremiaba. Salí de casa velozmente y me dirigí a la universidad en mi coche, sabiendo que llegaría un poco tarde a la primera clase, la cual no era precisamente mi favorita.

En un cambio de planes, opté por hacer una parada en Starbucks en mi trayecto. Me concedí el placer de un café frío antes de enfrentar una clase que no me entusiasmaba.

La breve pausa en la cafetería brindó un respiro en medio del ajetreo matutino.

Al llegar a la universidad, me dirigí directamente a mi clase. El profesor me vio y simplemente comentó

—Si llegaste, señorita Jackson, tome asiento—

Agradecida, ocupé mi lugar, escuchando la clase de historia del arte.

Aunque la materia no me entusiasma, reflexioné sobre mi interés cambiante hacia la actuación, diferente a mi inicial atracción por la carrera de cinematografía.

El profesor me llamó para responder una pregunta, pero al no estar al tanto de lo preguntado, mi alivio llegó cuando la clase concluyó y pude dirigirme a mi siguiente clase del día. 

—Clarisse! — decidí voltearme para ver a mi amiga Zoe

— ¿ahora que pasa? — pregunte dándome la vuelta para verla

— ¿vas a ir a la fiesta de hoy?— decía de forma entusiasmada y con una sonrisa en los labios.     

— no se tengo que ver si salí bien en las calificaciones de eso depende si voy o no — la verdad se que si pase las materias pero como soy mas un gato negro no me gustaba salir tanto a fiestas

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