No quieres a nadie

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este capitulo tiene spoilers del manga, leer bajo propio riesgo

El bullicio de Konoha seguía igual que siempre. Los habitantes trabajaban, los niños jugaban, y la vida continuaba. Pero Boruto no podía ser parte de eso. Caminaba sin rumbo, ignorando las miradas preocupadas de su familia y de sus amigos. El vacío lo envolvía, y el recuerdo de Sarada era una sombra que nunca se desvanecía.

Había derrotado a sus enemigos, había salvado a su familia; entonces, ¿por qué no le importaba? ¿Es posible que sientas que el mundo terminó por solo una persona? ¿Qué sentido tenía un mundo donde ya no podía sentir? Un mundo donde no estaba ella. Cada día era igual; era el mismo camino, solo iba a visitarla esperando no encontrar una miserable roca con su nombre grabado.

Después de restaurar su vida, recuperar a sus padres y su lugar en Konoha, Boruto estaba sumido en un vacío absoluto. La muerte de Sarada a manos de Kawaki lo había dejado roto, incapaz de amar. Ignoraba a todos los que lo rodeaban, cegado por su dolor, mientras su hermana Himawari observaba impotente cómo Boruto ya no sentía cariño por nadie, ni siquiera por sí mismo.

Sarada está muerta

Esa verdad lo corroía por dentro. Cada vez que cerraba los ojos, veía su rostro, esa sonrisa que solía reconfortarlo, esos ojos llenos de vida y determinación. Ahora, solo eran recuerdos dolorosos que lo perseguían. Kawaki se lo había quitado todo: la promesa de un futuro, el amor que pudo haber tenido, se desmoronó en sus manos.

Su familia intentaba alcanzarlo. Naruto, que había regresado tras tanto caos, lo llamaba desde la distancia. Hinata le preparaba sus platos favoritos, esperando que comiera, aunque fuese solo una cucharada. Himawari lo seguía con su mirada, preocupada, observando cómo su hermano mayor se alejaba cada vez más de la vida.

Pero Boruto no podía verlos. No podía sentir nada por ellos. El dolor era lo único real. El mundo seguía moviéndose a su alrededor, pero él no pertenecía a él. Ignoraba a Naruto, Hinata, Konohamaru... No había un solo vínculo que pudiera sostenerlo. No quería sostenerse.

Sus padres estaban muy preocupados; estaban sentados en el sofá, mirándose con ansiedad. Boruto entró en la sala, su rostro sombrío. Naruto se aclaró la garganta antes de hablar, con un tono suave pero firme.

- Boruto... tu madre y yo hemos estado preocupados por ti. Apenas comes, no hablas con nadie... queremos entender cómo te sientes.

Sin levantar la mirada, su hijo respondió con voz fría y distante:

- No hay nada que entender. Estoy bien.

Hinata, con voz llena de preocupación, intervino:

- Boruto, sabemos que has pasado por mucho, pero no tienes que cargar con esto solo. Queremos ayudarte, estamos aquí para ti.

Había pasado tres años desde que no pudo ver a sus hijos; ya no conocía a su hijo, pero quería ayudarlo. Su hijo solo cruzó los brazos, su mirada fija en el suelo, su tono aún más cortante.

- Ya lo dije. Estoy bien. No necesito ayuda.

Naruto estaba intentando mantener la calma, pero su preocupación era evidente.

- Boruto, lo que te pasó... lo que le pasó a Sarada... nadie espera que lo superes solo. Pero aislarte así no va a solucionarlo. Tienes que dejar que los que te queremos estemos a tu lado.

Finalmente, su hijo levantó la mirada, con los ojos vacíos, pero su voz se endureció:

- ¿De qué sirve estar a mi lado? Nadie puede devolverme lo que perdí. Nadie puede cambiar lo que pasó. No tiene sentido hablar de esto. Solo déjenme en paz.

BorusaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora