Esperando

88 6 0
                                    

este capitulo tiene spoilers del manga, leer bajo propio riesgo

Head canon



Incluso si lo que estoy diciendo no tiene sentido para ti... tengo que preguntártelo... por favor, escucha el único deseo egoísta que tu hija alguna vez te ha pedido. ¡Te lo ruego, papá... salva a Boruto!

Sarada apenas podía comprender lo que había sucedido. Kawaki, a través del poder de Ada y su omnipotencia, había alterado los recuerdos de todos. Ahora, todos creían que Boruto había asesinado al Hokage y a su esposa, y que también había intentado matar a "Kawaki Uzumaki", el supuesto hijo del Séptimo Hokage. Todo era una mentira absurda, un poder que torcía la realidad hasta lo imposible.

Es injusto... completamente absurdo.

Desde que Boruto y su padre desaparecieron, Sarada había visto cómo todos, incluso sus amigos más cercanos, se acercaban a Kawaki, preocupados por él. Kawaki los ignoraba, como si no le importaran, pero juraba que mataría a Boruto con una frialdad escalofriante. Lo que más le dolió fue ver a Mitsuki, su amigo, tan entregado a esa idea, tan comprometido con cazar a Boruto.

-Están equivocados. Boruto es inocente. Kawaki es el culpable. Por favor... escúchenme -murmuraba Sarada, casi con desesperación.

Intentó, desesperadamente, convencer a Mitsuki de la verdad, pero él la evitaba. Para él, era una traición que ella defendiera al "asesino" del Hokage. Mitsuki ya no la miraba igual, y el dolor solo crecía en Sarada cada vez que lo veía seguir a Kawaki como si éste fuera un faro de luz en medio de la oscuridad.

-¿Cómo puede ser tan ciego? -Sarada se preguntaba, observando a Mitsuki, quien seguía a Kawaki con una devoción inquietante-. Esa luz que tanto buscas... no existe. Kawaki jamás podrá darte ese calor, porque no tiene nada de amor que ofrecer.

Las cosas con su madre tampoco mejoraron. Sarada había intentado explicarle a Sakura que su padre había salvado a Boruto por una razón, pero su madre no la escuchaba. En lugar de apoyarla, Sakura le gritó, furiosa, por defender al "asesino" de su mejor amigo. Sarada trató de explicar la verdad, pero Sakura se negó a escuchar. Desde entonces, apenas se hablaban. Vivían bajo el mismo techo, pero eran como dos extrañas.

Incluso su mejor amiga, Chocho, se alejó. Todos los días, sin falta, Sarada iba a la oficina del Hokage a defender a Boruto. Al principio, Chocho la esperaba afuera, intentando disuadirla.

-Si sigues así, te quedarás sola -le advirtió Chocho en más de una ocasión.
-Ya estoy sola -respondió Sarada, sus palabras cargadas de una tristeza que su amiga no podía entender.

Con Shikamaru, el nuevo Hokage, la situación no era distinta. Sarada intentó explicarle que Kawaki no tenía el karma de Momoshiki, que su cuerpo estaba modificado con herramientas científicas y que no podía ser el hijo del Hokage. Al principio, él parecía dudar, pero la omnipotencia de Ada había borrado esas dudas, y Shikamaru, aunque permitía que Sarada hablara, siempre llegaba a la misma conclusión.

-Boruto es un traidor, y Kawaki es el hijo del Hokage -sentenciaba Shikamaru, ignorando sus argumentos.

Nada de lo que Sarada dijera podía hacer que cambiaran de opinión. La mentira de Kawaki había calado tan hondo que nadie lo cuestionaba, aunque Sarada les mostrara fotos de la familia Uzumaki, con Boruto a su lado. Por sus constantes discusiones con Kawaki, incluso le quitaron su rango de chunin.

-¡Él te trató como a un hermano, te ayudó! ¡El Séptimo y su familia te recibieron en su hogar! ¿Y así es como les pagas, hijo de puta? -gritó Sarada con furia, ardiendo en impotencia.

Le dolía ver cómo todos se alineaban detrás de Kawaki, cómo Himawari, la pequeña hermana de Boruto, lo llamaba "hermanito", solo para ser regañada fríamente por él. Sarada no podía soportar cómo todos vivían en una ilusión creada por un envidioso, un chico que había robado todo lo que le pertenecía a Boruto. Kawaki no solo le había quitado su vida, sino también su identidad.

Este mundo es falso... todo por culpa de su deseo

Decidida a encontrar una solución, Sarada comenzó a visitar a Ada en busca de respuestas, pero siempre recibía la misma explicación.

-La omnipotencia es un shinjutsu de los Ōtsutsuki. Es una habilidad que convierte tu mayor deseo en realidad -dijo Ada, mientras Sarada suspiraba, frustrada.

El tiempo pasaba y Sarada investigaba más sobre los Ōtsutsuki, buscando una forma de revertir el poder de la omnipotencia, pero toda la información relevante estaba restringida. No podía acceder a los documentos necesarios, y sentía una creciente impotencia.

-Mis amigos están ciegos, mis maestros no me escuchan... este mundo es una mentira.
Lo que más odiaba no era la ignorancia de los demás, sino la actitud de Kawaki. La omnipotencia lo había convertido en el protagonista de esta historia falsa, pero ni siquiera podía interpretar bien el papel del hijo del Hokage. Todos lo veían como un chico amable, cariñoso y torpe, que había cambiado tras la muerte de sus "padres" y la "traición" de Boruto. Pero Sarada veía la verdad: Kawaki era frío, hostil y amenazante. Un monstruo. Y lo que más la enfurecía era que Boruto lo había perdido todo por culpa de él.

El día que todo esto se revierta, todos se arrodillarán ante Boruto y le pedirán perdón

Sarada ansiaba ese día. El día en que Kawaki se enfrentara a la verdad y cayera en la desesperación. Pero sobre todo, esperaba la llegada de ese chico de ojos azules y cabello rubio, quien aliviara su soledad.

-Aun dudando de sus recuerdos, él... mi maestro confió en mí -dijo una voz conocida detrás de ella.

Sarada se giró lentamente. Cuando sus ojos se encontraron con los de Boruto, el chico que alguna vez había visto con una mirada fría, ahora reflejaba la misma soledad que ella cargaba. Con un solo vistazo, todo su dolor se desmoronó dentro de ella. Corrió hacia Boruto y lo abrazó, aferrándose a él como si su vida dependiera de ese instante. El vacío, el dolor, la pérdida... todo se desvaneció en ese abrazo. Por primera vez en tanto tiempo, sentía que su soledad desaparecía.

-Llegas tarde, baka Boruto -murmuró entre lágrimas, mientras Boruto correspondía su abrazo con la calidez que tanto había añorado.
-Lo siento... ya estoy en casa.
Todas las veces que lloró en silencio, todas las veces que soñó con este momento... por fin habían terminado. Uno de sus seres más queridos estaba de vuelta.


La espera había valido la pena.

BorusaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora