Obsesión

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AU  donde no existen los otsusuki

trama algo oscura, se recomienda discrecion 

este capitulo ya habia sido publicado pero decidi pasarlo aqui porque es un one-shot de borusara


El amor es un arma de doble filo; puedes disfrutarlo o sufrir por él. Entre más profundo el amor, mayor es el dolor. Y es aún más cruel cuando te enamoras de tu mejor amiga, o cuando entregas tu amor y a cambio solo recibes desprecio.

—¡No eres más que un holgazán inmaduro que avergüenza al Hokage y arruina mi sueño! —le grité con furia.

Nunca imaginé lo que sucedería después. Pensé que responderías con gritos o que me pedirías que me calmara, pero al ver tus lágrimas y la tristeza en tus ojos, me di cuenta de que fui demasiado cruel. Quise disculparme, pero durante toda la misión no dijiste una palabra. Nos habían asignado escoltar a una actriz a la aldea de la arena, una misión sencilla. Pensé que te quejarías de lo fácil que era, pero ni una sola vez alzaste la voz. Caminabas en silencio, mirando al suelo, limitándote a seguir las órdenes del sensei sin esa sonrisa característica tuya.

—¿Sabes qué le sucede a Boruto? —me preguntó Mitsuki, preocupado. Volteé hacia ti y nuestras miradas se cruzaron, pero enseguida desviaste la tuya y te alejaste apresuradamente.

—¡Boruto! ¿A dónde vas? —preguntó Konohamaru, sorprendido.

—Voy... voy a ver si no hay enemigos —respondiste nervioso, mientras te adelantabas.

—Discutimos... —admití finalmente. Mitsuki me miró, extrañado.

—Ustedes siempre discuten —dijo con indiferencia.

—Esta vez fue diferente... yo... lo lastimé —dije, apenada. Mi orgullo me impedía aceptar mis errores, pero Mitsuki parecía preocupado.

—Habla con él... estoy seguro de que...

No pudo terminar de hablar, pues el suelo se rompió bajo nosotros, y caímos en una profunda fosa de al menos veinte metros. Muerte segura. El terror se apoderó de mí, pero justo antes de estrellarme contra el suelo, alguien me sujetó. A través de mis lágrimas, veía borroso, pero pude escuchar los horribles crujidos de huesos cuando nuestro cliente, el sensei y Mitsuki golpearon el suelo y respiraron su último aliento. Lo último que vi antes de perder el conocimiento fue una figura que me observaba con una sonrisa.

....

Desperté poco a poco, entre penumbras, con los ojos aún irritados. Al abrirlos por completo, noté que había muñecas esparcidas por el suelo, aunque no les presté mucha atención. Intenté levantarme, pero estaba encadenada a una cama. Probé romper las cadenas, pero algo en los sellos me impedía liberarme. Miré alrededor, desesperada, y vi un botiquín en un mueble al lado de la cama; había gasas recién usadas. Frente a mí, empecé a gritar.

—¡Sácame de aquí, idiota!

Escuché unos pasos acercándose. Vi cómo el picaporte giraba y alguien entraba. Era una figura alta, de cabello liso, y sostenía una charola.

—¿Ya estás mejor, querida? —preguntó. Estuve a punto de gritarle, pero esa voz... la reconocí.

—¿¡Boruto?! —pregunté incrédula. Él se acercó sin decir una palabra, se sentó en la cama y acercó la charola, donde había un plato de sopa. Tomó una cuchara y la acercó a mi boca, como si fuera una niña.

BorusaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora